En Costa Rica hay una tasa de promoción del 73.3% en el tercer ciclo y en la educación diversificada diurna según datos del MEP del 2011. Sin embargo, no encontré información acerca de los objetivos más importantes de la educación. ¿Cuántos estudiantes logran verdaderamente entender lo que se enseña? ¿Cuántos son capaces de utilizar lo aprendido en un área y utilizarlo en otra para resolver problemas de forma creativa? ¿Cuántos disfrutan de materias como la ciencia y la matemática?
Nuestro modelo educativo presenta problemas que interfieren con el aprendizaje; el principal es asumir que todos los estudiantes somos iguales. Es decir, que aprendemos al mismo ritmo y de la misma manera. Por esto se asigna un cierto tiempo para ver una materia. Una vez terminado ese periodo, se pasa al siguiente tema. La clase avanza, estemos presentes o no. Los estudiantes debemos acomodarnos a este horario aunque idealmente, la educación debería ser desarrollada en función nuestra.
Estudiantes humanos. Otro problema que enfrentamos es que si faltamos a clase o estamos distraídos, perdemos información importante con daño para nuestro aprendizaje. Es decir, para aprovechar la educación en su totalidad, tenemos que estar siempre enfocados. Esto es imposible. La educación es pasiva: recibimos la clase sentados, escuchando y tomando notas con poco pensamiento crítico. Pensamos que memorizar es lo mismo que aprender.
Hacer preguntas, aunque esencial, tiene efectos negativos. Si alguien pregunta algo que ya sabemos, nos atrasan; si preguntamos algo que otros ya saben, los atrasamos. Y, con el poco tiempo disponible, los profesores tienen que correr. Estas interrupciones y distracciones crean un ambiente convulso. ¿Cómo no nos vamos a aburrir y desconcentrar?
Además, hay días en que nos sentimos enfermos, cansados o desmotivados. Si tenemos un examen importante, repasamos a escondidas en la clase anterior ¡Y si nos peleamos con un amigo o amiga, novio o novia, aún menos nos vamos a poder enfocar! ¿Comportamientos ilógicos? Sí, pero humanos y, por eso, no los podemos ignorar.
Digitalizar ¿cómo? Es posible solucionar estos y otros problemas digitalizando la educación, lo cual consiste en permitir el acceso, por medio de Internet, a recursos educativos como clases grabadas por profesores que logren hacer que el estudiante entienda, no memorice, y ejercicios con soluciones que inciten un aprendizaje activo.
Además, nos permitiría a los estudiantes controlar la clase: repasar partes que no quedaron claras o hacer ejercicios avanzados si dominamos los básicos. El que tenga una pregunta puede hacerla sin interrumpir y recibir una respuesta más personalizada. Los estudiantes que avanzan a ritmos similares pueden ayudarse, creando un ambiente interactivo y beneficioso para aprender.
El modelo propuesto no debe ser percibido como un remplazo para los profesores e instituciones educativas. Al contrario, su importancia es mayor. Los educadores deben ser guías, no simples comunicadores de información. Deben asegurarse que todos avancen y que los que tienen dificultades obtengan ayuda. Igualmente, las instituciones educativas deben ser lugares donde tengamos acceso a los recursos educativos necesarios en un ambiente que fomente el aprendizaje.
Debido a las distintas formas y ritmos en que aprendemos, requerimos de condiciones diferentes para optimizar nuestro aprendizaje. Sin embargo, para lograrlo, hay que garantizar una igualdad de oportunidades. Aquí se presenta la principal ventaja de la educación digital.
Con nuestro actual modelo educativo, las personas con mayor poder adquisitivo son las que tienen acceso a la mejor educación.
Sin embargo, el modelo propuesto le permite a cualquier persona recibir una educación de calidad.
Pero el efecto más importante sería lograr un cambio en nuestra forma de ver el aprendizaje: no como una obligación, sino, más bien, como un descubrimiento.