La fecundación in vitro (FIV) es un negocio. Conviene enumerar antecedentes. Primero: en la Conferencia de Pekín sobre la Mujer, desarrollada por Naciones Unidas en 1995, su Plataforma de Acción contempla la aprobación del aborto para el 2015 por parte de los países pertenecientes a la ONU. Se ha olvidado un principio ético básico: no todo lo que se puede hacer se debe hacer. No existe FIV sin el sacrificio de embriones humanos.
Segundo: la Corona británica hacía pasar las hambrunas de la India, su colonia, como un fenómeno natural, para ahorrarse las ayudas financieras ( Geopolítica del hambre, Josué de Castro). Logra su independencia Ghandi en 1947, pero cinco años después, en 1952, un grupo inglés funda en Inglaterra la Federación Internacional de Paternidad Planificada (IPPF, por sus siglas en inglés), se introduce en Naciones Unidas y obtiene un “voto preferencial”, vinculante en temas de población.
Difusión y presión. Asimismo, para difusión y presión, cuenta con 178 agencias en el mundo y compra profesionales y opositores a sus designios (IPPF, la multinacional de la muerte, Jorge Scala). También cuenta con un grupo especial para ejercer presión legislativa (obra citada de Jorge Scala, pág. 61). Como ya se sabe, la Federación representa en la ONU a las principales multinacionales farmacéuticas. ¿Por qué esta entidad millonaria es la máxima autoridad en población de Naciones Unidas?
Tercero: recogidos ya los “frutos” millonarios del aborto en los Estados Unidos, nace en 1973 la fecundación in vitro . Su creador es el Dr. Robert Edwards, a quien no le fue otorgado el Premio Nobel de Medicina sino hasta el 2010, cinco años antes del mencionado aborto del 2015.
Y da comienzo el nuevo “objeto comercial” de la vida: la FIV. Interviene de nuevo la IPPF y, como es la representante de las multinacionales farmacéuticas, y por ser el aborto un crimen tan traumático, indirectamente induce ahora a la mujer a hacer un cambio: el consumo de pastillas anticonceptivas (Véase Conferencia de Población del 2005), a fin de que las citadas compañías aumenten sus ventas. Por su parte, el periódico nacional El Financiero anuncia así la praxis médica de este nuevo negocio: de $32.000 a $68.000 por cada práctica hecha en el Hospital Market de California. A su vez, la prensa había informado de la existencia de un solo médico costarricense especializado en la técnica de la FIV. Presuroso de que la aprobaran, este mismo médico ofreció hacerla “a la tica”. Y, notificada el 21-12-2012, la sentencia aprobatoria de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dos semanas después, diez médicos reclaman ya estar preparados para dicha práctica.
Cuarto: creada la FIV en 1973, otro grupo interesado de Estados Unidos elaboró el Informe Warnock de 1979, que declara el día 14 como el comienzo de la vida humana ( El derecho a la vida, de varios autores). Al respecto, la reconocida científica española Natalia López Moratalla, doctora en Biología Molecular y en Bioquímica, ha descubierto que la vida comienza “aproximadamente a las 12 horas” de realizada la relación sexual ( Los primeros quince días de la vida humana, 2004 ) . Investigaciones similares de la Universidad de Cambridge lo confirman. Pero la sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos no acoge esta investigación y obliga a Costa Rica a inclinarse por la fecundación in vitro .
Ola de menosprecio. Ciertamente, una ola de menosprecio de la vida recorre el mundo. Sin embargo, nuestra Sala Constitucional, en el 2000, declaró inconstitucional el alto porcentaje de muerte embrionaria producida por la FIV (Véase Identidad y estatuto del embrión humano, de varios autores). Por consiguiente, y hechas estas consideraciones, es preferible pagarles a las partes demandantes y no acoger una sentencia carente de fundamento científico.
La fecundación in vitro , como ya se sabe, es una praxis médica sin definir primero qué se entiende por vida humana ( Bioética, varios autores). Por tanto, acojamos lo nuestro, que data de la Constitución de 1871 y lo confirma el artículo 21 de la Constitución Política actual: “La vida humana es inviolable”. No podemos quebrar esta trayectoria histórica, este patrimonio nacional invisible, para entregarlo al Informe Warnock de 1979, obsoleto y omiso de las últimas investigaciones científicas.
Señores diputados, un negocio así, y diseñado para un grupo profesional particular, no merece el voto legislativo.