En días recientes, la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE) se ha manifestado en contra de los nuevos programas de Estudios Sociales propuestos por el Ministerio de Educación (MEP), “por contener errores conceptuales, tergiversar la realidad y eliminar los contenidos de historia y geografía”.
Las críticas han sido más fuertes aún en las redes sociales, al extremo de que, en el contexto de la actual campaña electoral, se ha sugerido que estos programas procuran formar estudiantes sin sentido crítico y promueven una visión de Costa Rica favorable al Partido Liberación Nacional.
El ministro Leonardo Garnier ha respondido que los programas de Estudios Sociales “tradicionalmente han tenido el problema de que son muy memorísticos y son un popurrí de temas históricos y geográficos sueltos que no tienen una línea en común”.
Problemas. Una revisión de los nuevos programas evidencia que, en contraste con lo indicado por la APSE y por el ministro, los problemas de fondo son otros. El primero y principal consiste en que los nuevos programas están elaborados no desde una perspectiva histórica o geográfica, sino desde un enfoque dominado por las restantes ciencias sociales. Por esta razón, enfatizan en una serie de temáticas actuales (de género, ecológicas, migratorias, económicas, politológicas y otras), para cuya enseñanza numerosos profesores de Estudios Sociales simplemente no están preparados, dado que la formación que reciben al respecto es más que limitada.
El segundo problema se refiere a que los nuevos programas procuran integrar en la enseñanza de los Estudios Sociales perspectivas éticas y estéticas, campos en los cuales los profesores de Estudios Sociales tienen una formación mínima o nula. Sin duda, el caso que mejor expresa esta contradicción es que los nuevos programas suponen que los profesores de Estudios Sociales están familiarizados con una película como 2001: A Space Odyssey , de Stanley Kubrick.
Finalmente, los nuevos programas, aunque se basan en una bibliografía diversa, fueron elaborados fundamentalmente a partir de los informes del Estado de la Nación, un tipo de recurso que solo por excepción es utilizado en las asignaturas universitarias en que se forman los profesores de Estudios Sociales.
Ventajas. Los nuevos programas presentan la ventaja de que superan enfoques tradicionales de la enseñanza de Historia, Geografía y Cívica, y de que sus ejes temáticos están mejor delimitados.
Además, en contraposición con lo que se ha planteado, los nuevos programas sí prestan una amplia atención a las luchas y a los movimientos sociales (tanto en el país como en el exterior).
Igualmente, introducen y desarrollan problemáticas novedosas asociadas con la industria y el consumo cultural, las migraciones y las identidades, y procuran establecer conexiones entre la enseñanza de los procesos sociales, la cultura y el arte.
Tampoco es cierto que los nuevos programas den una visión acrítica e idílica de Costa Rica. De hecho, más bien se distancian de visiones ideologizadas de la realidad costarricense y fomentan el análisis de los problemas del país con base en los resultados de las investigaciones realizadas en el campo de las ciencias sociales.
Oportunidades. Indudablemente, los nuevos programas pueden y deben ser mejorados, pero, para que esto sea posible, se necesita que los profesores de Estudios Sociales los consideren menos como el resultado de una conspiración neoliberal y liberacionista, y más como una oportunidad para ampliar sus conocimientos
Por último, aunque no menos importante, los nuevos programas abren posibilidades para que el MEP emprenda iniciativas para mejorar la formación de quienes se preparan para laborar como profesores de Estudios Sociales en las universidades públicas y privadas.
Para realizar una mejora como la sugerida, no solo es necesario revisar a fondo los programas de las asignaturas de Historia, Geografía y Cívica que actualmente cursan quienes se preparan como docentes de Estudios Sociales, sino también promover una reforma de las carreras, con el fin de disminuir el excesivo porcentaje de créditos dedicados a los aspectos pedagógicos e incrementar los correspondientes a la formación de los profesores en ciencias sociales.