Don Alfonso Sancho ( “El largo proceso ante la Setena” , Foro , 13/12/08), hace un recuento del riguroso proceso seguido por Agroindustrial Tico Verde ante la Setena para obtener la viabilidad ambiental, y supuestamente garantizar que su plantación de piña no tendrá impactos perjudiciales sobre el ambiente. De paso, es don Alfonso un férreo escudero de la Setena, defendiendo tan sesudas resoluciones.
Historia de evasivas. Sin responder a los cuestionamientos de fondo, el señor Sancho hilvana una historia de evasivas que a nadie convencen. Obvia don Alfonso el hecho de que su actividad agrícola inició sin haber presentado el estudio de impacto ambiental, y que obligado por las circunstancias, completó varios años después, obteniendo la viabilidad de manera cuestionable. La Setena toleró tal situación, lo que contrasta con resoluciones dictadas recientemente, en las que no tolera dicha omisión.
Setena decretó el cierre técnico de la finca en más de una ocasión. Claro, eran tiempos en que doña Tatiana Cruz y la comisión plena tomaban decisiones con base en criterios técnicos y no políticos. Quizás don Jorge Woodbridge tenga una visión distinta de la realidad, pues la confesa intervención en este caso, le deparó mucho éxito a Tico Verde.
El ala sur de la ruta 32 que, en su mayor parte, está conformada por la zona montañosa que inicia en Bri Bri y culmina en el Braulio Carrillo, contiene una de las reservas de agua más importantes con que cuenta el país. Es una zona muy frágil. Así está señalado en estudios hidrogeológicos como el que consta en el plan regulador del Cantón de Pococí. El cultivo de piña conlleva deforestación total. Además, por tener la finca una pronunciada inclinación, la escorrentía provoca una erosión mucho mayor. Por supuesto, el uso de agroquímicos en esas condiciones resulta catastrófico.
Contaminación de aguas. La Municipalidad de Siquirres pidió declarar emergencia por la contaminación de las aguas en los distritos de Cairo, Milano, La Francia y Luisiana (La Nación, 30/07/2007). Esta condición permanece hasta el día de hoy, teniendo A y A que suplir agua potable a estas comunidades por medio de camiones cisterna.
En este caso la contaminación es producida por una finca piñera ubicada en el mismo sector sur de la ruta 32. Una vez más, se privatizan las ganancias y se socializan las pérdidas.
Resulta entonces de obligada aplicación el principio precautorio y de in dubio pro natura , conceptos que los técnicos entendieron muy bien y que Setena parece no entender en el caso Tico Verde.
Contrario a lo que opina el señor Sancho, no ha existido ninguna feroz persecución contra su empresa por parte de la Municipalidad de Guácimo. Ese cuerpo colegiado, con mucha responsabilidad, solo vela por los intereses de sus pobladores, para que no corran la misma suerte de sus vecinos de Siquirres.
Mi objeción no es la actividad piñera en sí misma, mientras esta se lleve a cabo obedeciendo las sanas prácticas agrícolas. Las grandes dudas rondan alrededor de la finca de Tico Verde y de la forma como Setena resolvió la viabilidad ambiental. Por el bien de la actividad piñera y de la sostenibilidad de nuestro país, ojalá don Alfonso acepte el argumento de que el desarrollo no se mide únicamente por la cantidad de billetes verdes. También el verde del entorno, la pureza de las aguas, y en última instancia la vida, hacen la diferencia en cualquier negocio.