Costa Rica ha dado pasos firmes para convertirse en una economía basada en el conocimiento. Al cierre del 2015, las exportaciones de servicios relacionados con las tecnologías de la información alcanzaron $3.400 millones; un 49% de las exportaciones de servicios del país.
Los dispositivos médicos, por su parte, se convirtieron, por primera vez, en nuestro principal producto de exportación, con $2.200 millones.
Costa Rica se ha consolidado como la nación líder exportadora de servicios de América Latina y el segundo mayor vendedor al extranjero de dispositivos médicos de la región.
La disponibilidad y la calidad del talento costarricense han sido los elementos comunes para el crecimiento acelerado de estos y muchos otros sectores dinámicos de nuestra economía, tales como el automotor, el aeroespacial y el de la electrónica.
Gracias a nuestro recurso humano altamente preparado y con dominio de segundos idiomas, unas 300 empresas multinacionales han hecho del territorio nacional una de sus sedes estratégicas de operación, lo cual ha generado, en promedio en el último quinquenio, alrededor de 7.500 nuevos empleos netos al año.
Sin embargo, esos resultados sobresalientes vienen acompañados de un desafío que debe ser enfrentado con la máxima prioridad: si el país hubiera contado con más personas preparadas en áreas de alta demanda profesional y técnica, con dominio de un segundo idioma, principalmente el inglés, el empleo generado se habría duplicado.
Según estimaciones de la Coalición de Iniciativas para el Desarrollo (Cinde), al año, las empresas habrían sumado a sus planillas otros 7.500 empleos si hubieran encontrado en nuestro mercado el personal con la preparación necesaria.
Estamos dejando pasar miles de oportunidades de nuevos puestos de trabajo de alta calidad, formales, bien remunerados e innovadores; puestos que podrían significar el bienestar de miles de familias costarricenses.
El reto es claro y debe ocuparnos con urgencia si hemos de abordar la prioridad del país de generar más y mejores empleos para toda la población.
La brecha. Existe una disonancia entre la demanda del mercado no solo nacional, sino global, y la oferta de recurso humano que se está formando en las aulas del país. Hoy, la brecha entre estos dos elementos ha hecho que la gran ventaja del país sea, a su vez, el principal desafío para lograr un mayor crecimiento y prosperidad.
Es, además, un adversario de la competitividad, pues genera aumentos en la rotación no deseada de personal, alzas salariales y limita la expansión de las empresas instaladas en Costa Rica, la llegada de nuevas compañías y la apertura de empleos fuera de la Gran Área Metropolitana.
Costa Rica está en el momento preciso para escuchar atenta la dinámica mundial. No puede ignorar el crecimiento de los sectores relacionados con la ciencia y la tecnología.
Es necesario moverse ágil y con tino en la dirección correcta, y adaptarse para aprovechar las grandes oportunidades que se generan en el mercado global.
El crecimiento en el número de graduados en carreras de alta demanda profesional y técnica, la mejora de la calidad de la educación nacional, el desarrollo de nuevas especialidades y el aumento del dominio de segundos y terceros idiomas en la población, deben ser acciones prioritarias para nuestro país a corto y mediano plazo.
Trabajo realizado. En la última década, Cinde ha colaborado con la academia, las autoridades y el sector multinacional en la puesta en marcha de programas e iniciativas claves para mejorar la preparación de los costarricenses.
Más de 23 nuevas especialidades universitarias y técnicas se han desarrollado gracias al trabajo conjunto del sector privado y la academia costarricense, cuya apertura ha sido muy importante.
Costa Rica es el único país de Latinoamérica en contar con una maestría en dispositivos médicos, impartida por el TEC y la Universidad de Minnesota. Además, en las aulas de un grupo de colegios técnicos ya es posible ver a cientos de jóvenes prepararse en especialidades de alta demanda, y bilingües, tales como contabilidad, redes y soporte técnico.
Estos son avances muy importantes en el camino correcto, pero no suficientes. Se puede y debe hacerse más.
Priorizar la educación. Se requiere un involucramiento de todos los sectores del país. Se trata de priorizar la educación en áreas de alta demanda y oportunidades y de comprender que el dominio de un segundo idioma –el inglés, en primera instancia– es una herramienta que brinda acceso inmediato a trabajos de mayor calidad.
Es necesario enfocar los recursos de manera estratégica, de abrir más cupos y mayor cobertura en las universidades públicas y privadas en carreras de gran demanda y lograr que una mayor cantidad de jóvenes costarricenses se decidan a cursarlas.
Según un sondeo realizado por Cinde bianualmente a una centena de las principales firmas multinacionales en el país, la ingeniería en áreas como informática y sistemas, programación, así como la ingeniería mecánica, industrial y electrónica, junto con las carreras de administración, finanzas, contabilidad y recursos humanos lideran la lista de las más buscadas del mercado.
Asimismo, las especialidades técnicas han cobrado un enorme valor. Los técnicos en redes, soporte técnico, informática y contabilidad cuentan hoy con un terreno de crecimiento profesional prometedor dentro de las compañías multinacionales y nacionales en el mercado costarricense.
Continuemos construyendo una Costa Rica cada vez más próspera. Las oportunidades son muchas y están ahí. Es imprescindible superar los retos que nos impiden aprovecharlas. Nuestros jóvenes lo demandan y lo merecen.
Visionarios 20/20 es un proyecto de La Nación que reúne a un grupo de líderes empresariales y gubernamentales que comparten sus perspectivas en temas de actualidad e interés nacional para contribuir con el desarrollo del país.
El autor es director general de la Coalición de Iniciativas para el Desarrollo (Cinde).