“Ni me agacho, ni hago filas”, es la respuesta del diputado Óscar López (Foro, 9/9/06) a los cuestionamientos que, en uso de mi libertad de expresión, le planteo (Foro, 23/8/06).
En primer término, aclaro a don Óscar López –o al elegido de sus 10 asesores para contestarme– que me veo obligado a escribir en primera persona, ya que ese fue su estilo al dirigirse a mí en dicha nota y que, además, con esta respuesta zanjo este debate, convertido en filípica en La Nación, lo que no conduce a nada, aunque dejo abierta la posibilidad de contrastar nuestras opiniones en otra tribuna, si así lo tiene a bien.
Aquí nadie se agacha y, por ende, no comprendo las alusiones personales a mi familia. Pero, para la opinión pública, que este señor intenta manipular, recurriendo al victimismo, tengo que decir que soy no vidente y hermano del viceministro de Ciencia y Tecnología, Esteban Arias Monge.
Pero yo escribí esa nota a título personal y, por ende, en representación exclusiva de mis propias convicciones y puntos de vista.
Inmerecido protagonismo. Reitero mi opinión de que su acción política se sustenta en el sectarismo y no tiene el menor fundamento programático o ideológico. Su objetivo, como ya lo denuncié, es ganarse injustamente un protagonismo que no merece y que, además, avergüenza a muchas personas con discapacidad, que trabajan arduamente por la equiparación real de derechos y por la inclusión social.
Esteban ha alcanzado sus metas, como yo, sin utilizar su discapacidad para tal fin.
Usted llama, supongo, hacer “fila” en los partidos tradicionales al hecho de recabar currículo académico y experiencia profesional en la función pública. Creo que se equivoca porque, antes de ocupar una curul, hubiese sido conveniente que su persona lograse algo de trayectoria política y de formación humanista.
Por los méritos. No tengo precisamente muchos datos sobre su trayectoria pública y privada, aunque sé que fungió como asesor en el tema de discapacidad con el gobierno que menos ha hecho en ese ámbito, el de don Abel Pacheco. Para otras personas con discapacidad, como para mí, es un honor que se nos reconozca por nuestros méritos y no por la oprobiosa exhibición del bastón blanco que nos sirve de guía.
¿Sabía usted, por ejemplo, que el viceministro de Ciencia y Tecnología, debido al limitado presupuesto de esa cartera, puso a disposición de su trabajo y del país su propia computadora, con el soft- ware que nos hace posible a los no videntes acceder al mundo de la informática? ¿Sabía usted que él sólo cuenta con una secretaria ya que realiza todo su trabajo por sí mismo y, por lo tanto, le sobrarían 10 asesores pagados por el pueblo costarricense?
Con la frente en alto, sin muletas, sin necesidad de escribir por mi familia, y con mi bastón blanco, le subrayo que ni esta nota ni la anterior son el producto de una filiación política, claramente socialdemócrata; simplemente son mis inquietudes que, como ciudadano y persona con discapacidad, publico haciendo uso de mi libertad de expresión.