Hace poco, los integrantes de la Corporación Hortícola Nacional comenzaron a estructurar un proyecto de desarrollo y decidieron, de propia voluntad, seguirlo, dejar de lado el concepto del “no se puede”, del bloqueo de calles y de recibir “garroteadas” –como ellos mismos dicen– y, en vez de eso, trabajar.
Minivegetales, cebolla, papa, chayote y otros se producen no pensando en el obstáculo, sino en la oportunidad.
Si la papa preparada se produce barata en Canadá, entonces ser los pioneros en papas orgánicas y de especies no producidas en Norteamérica; si la cebolla se produjo a raudales en Nicaragua, producir variedades y calidades diferentes.
Ver las oportunidades, combatir las debilidades, acrecentar las fortalezas.
Es hora de volver los ojos al agro, pero en serio. Dejar el cuento del campesino mitológico pobre y desarrollar un programa para crear pequeños empresarios agrícolas.
El comprender por qué se crea el Ministerio de la Producción es el primer paso; que el Ministerio ponga de verdad a producir es ponerse a caminar.
Para ello no basta pensar en una banca de desarrollo; es poner la banca, el Estado y al tico a unirse por y para producir .Entendamos, como los horticultores, que la agenda de desarrollo nacional no es la que se produce en la Asamblea Legislativa, sino la que tenemos que crear todos con la actitud diaria.