“Recuerdo que un profesor de religión dijo en clase que las mujeres no tenían por qué ir a la Universidad, porque nacieron para ‘otra cosa’. No me atreví a contestar, pero me levanté de la silla, salí y no volví a clases de religión nunca más... fue mi primer acto de rebelión”, recuerda la escritora Yadira Calvo , premio Magón 2012 por su obra ensayística.
¿Para qué nacieron las mujeres? Es muy probable que el profesor de religión tuviera en mente la actividad que durante siglos se les impuso como destino, “el telar y la rueca”, en el cerco del espacio doméstico. En su ensayo “Penélope, el telar y la rueca”, Yadira Calvo identifica tres pasajes de la Ilíada y la Odisea reveladores de la mentalidad misógina dominante en la cuna de la civilización occidental:
“Ocúpate del telar y la rueca, y de la guerra nos cuidaremos los varones”, le dice Héctor a su esposa Andrómaca. “Ocúpate en las labores que te son propias, el telar y la rueca... y de hablar nos ocuparemos los hombres”; “Ocúpate (...) del telar y la rueca... y del arco nos cuidaremos los varones”, le ordena Telémaco a su madre Penélope. “Los héroes homéricos, escribe Y. Calvo, están muy conscientes de su propia superioridad y destino más elevado que el de las mujeres. La peor ofensa que puede escuchar un guerrero aqueo en la lucha es oírse llamar aquea ”.
Diógenes Laercio cuenta que la filósofa cínica Hiparquia venció en una discusión al filósofo Teodoro el Ateo. Este la descalificó al preguntar: “¿Es esta la que dejó la lanzadera en el telar?”. Hiparquia le respondió: “Soy yo, Teodoro. Pero, ¿crees tú que he tomado una mala decisión (...) cuando dediqué a mi educación el tiempo que iba a perder en el telar?”. Con Sor Juana Inés de la Cruz, Marie de Gournay, Yolanda Oreamuno, Eunice Odio, Yadira Calvo se inscribe en una larga tradición de irreverentes.
¿Qué prevalece en el país frente a la desigualdad? ¿La rebelión o el conservadurismo? Según el último Informe Objetivos de Desarrollo del Milenio del PNUD , Costa Rica sigue rezagada en igualdad de género y sostenibilidad del medioambiente. Si bien una mujer ocupa la silla presidencial, el gobierno de Chinchilla no ha sido nada rebelde frente a la cultura patriarcal que relega los derechos de las mujeres y de otras minorías a un plano secundario. “No son prioridad”. Lo tuvimos claro con el proyecto de ley sobre FIV que envió el Ejecutivo a la Asamblea Legislativa, inviable por lesivo del derecho a la salud de las mujeres. Más recientemente, con la conformación de una Junta de Notables exclusivamente masculina.
Una mujer en la presidencia no implica mejoras automáticas para la condición femenina, como lo señala también Y. Calvo. Las virtudes o los vicios no pertenecen al sexo, y la sensibilidad ante la discriminación depende de experiencias individuales y comunes que llevan a romper con prejuicios para, como Hiparquia, Sor Juana y Yadira Calvo, rebelarse.