Hubo un retroceso a lo expuesto anteriormente a nivel mundial, se vio un equipo sin conceptos ni idea claras.
Costa Rica intentó presionar la salida al inicio, pero no tuvo éxito porque fue muy plana, la línea de volantes solo hacía sombra y no apretaba realmente, algo a lo que España le sacó ventaja porque con su buen toque de pelota avanzaban y aunque la Nacional se agrupó rápido, fue frágil, débil en el centro, le filtraron pelotas y se generaron muchas grietas.
El rival entró a placer por las bandas, las coberturas de los zagueros fueron deficientes y el centro quedó descubierto. Además, los volantes centrales estuvieron perdidos y nunca se juntaron, mientras que los que iban por los costados se aislaron.
La clave ante equipos de esta magnitud es presionar el balón y esto no se dio en ningún momento de forma eficiente. No hubo consistencia en el plan, porque al adelantar las líneas en el complemento los mediocampistas salieron bien, pero la defensa quedó muy atrás, no se achicó, empezaron a correr hacia atrás y luego vinieron errores gruesos.
Adicionalmente, en ofensiva Marco Ureña estuvo muy solo y pese a mostrarse, es débil al maniobrar, ya que su virtud es atacar el espacio.
Todas las zonas mostraron debilidades en defensa y ataque. La falta de Bryan Ruiz fue evidente, porque él junta a todos y da juego. Sin él, el equipo fue muy plano.
Otro de los errores fue utilizar a Danny Carvajal y Óscar Duarte. Carvajal no tiene regularidad y en este tipo de compromisos no se puede probar, mientras que Duarte no jugaba desde marzo y se notó.
Con un resultado de estos, se debe ser muy autocrítico y más aún porque externaron que quieren superar lo que se hizo en Brasil 2014. Hay muy poco tiempo de trabajo, así que se debe ajustar y revisar bien su convocatoria.
Elaborado con criterios de Johnny Chaves.