Rónald González reflejó desde la gramilla del Estadio Nacional el sentir del saprissismo en el debut morado en el Torneo de Invierno, un estreno que mezcló angustia, desesperación y rabia con la alegría timorata del triunfo.
El timonel fue el primero en exteriorizar todos los pecados de su equipo, sorprendido por el benjamín del torneo y enredado por las facilidades atrás y la incapacidad de esta S por concretar sus múltiples opciones arriba.
“Me desespero porque no metemos los goles que generamos. Por supuesto que me pongo nervioso, porque fíjese que en una pérdida de pelota en el medio nos meten el gol y nosotros tenemos una y otra y otra y nada... Es innecesario el sufrimiento hasta el tercer gol porque antes pudimos haber liquidado”, dijo González.
Solo hasta ese gol de David Guzmán el timonel tibaseño encontró algo de calma. Por eso fue que su cuerpo técnico se abrazó completo tras el tanto, y por eso mismo González criticó con rabia la celebración de los suyos en el 2-2, cuando no se había ganado nada.
El error de subestimar. Por primera vez en mucho tiempo, Rónald González aceptó ese sentimiento que muchas veces se palpa en el accionar de Saprissa, un exceso de confianza que desde hace rato viene pasando factura.
“La mente nos sigue traicionando, entramos pensando que el partido está ganado porque somos campeones y porque tenemos una camiseta morada y olvidamos que la dignidad y el orgullo del otro equipo también cuentan.
“Mentalmente no empezamos a jugar desde el inicio, a veces nos sentimos sobrados en el terreno de juego, menospreciando indirectamente al rival y ese es el peor error que podemos cometer en el fútbol”, afirmó el técnico, quien añadió que sobre eso hubo un llamado de atención en el entretiempo.
González añadió que para el próximo miércoles esperará que nada de lo de ayer se repita, consciente de que Santos será un rival complejo y en una cancha difícil como lo es el Colleya Fonseca de Guadalupe.