El período de adaptación de un jugador en el fútbol extranjero es fundamental para el buen rendimiento del mismo dentro del terreno de juego.
Es por esta razón que la primera vez que un jugador da el salto a otra liga, los clubes suelen dar ciertas facilidades para que el futbolista “no extrañe” su país.
Pero también da pie a que los futbolistas se aventuren más y se marchen a destinos más exóticos, para, como dicen popularmente, “jugársela” en su nuevo club.
“Primero recomiendo irse solo y así ver el estilo de vida, buscar opciones de dónde se va a vivir. Luego, dos meses después, cuando ya esté instalado, puede llevarse a la familia”, mencionó el técnico de la Selección Nacional, Paulo César Wanchope.
Los clubes suelen ayudar al jugador con regalías de boletos de avión para sus familiares o le colocan profesionales especializados en la adaptación a las costumbres y políticas del país.
Cuando el delantero Winston Parks se marchó por primera vez a Italia para jugar con el Udinese, el propio club le exigió llevarse a un familiar para convivir con él.
“Al inicio sí llevé a personas conmigo. En ese entonces era algo nuevo, ellos exigían que llevara a alguien para no sentirse solo. Con el idioma ellos me ponían un profesor”, indicó el delantero de Limón.
La primera vez es más de vivencia y para aprovechar la opción.
“Si un club de afuera se muestra interesado, es porque quiere que suplás una necesidad, por lo que si es la primera vez, es mejor aprovechar la oferta económica y aventurarse”, dijo Alejandro Sequeira.
Una vez que se tiene más experiencia en el extranjero, el jugador ya puede darse el lujo de comenzar a seleccionar su destino más conveniente, con base en lo vivido en sus anteriores experiencias. Colaboró el periodista José Luis Rodríguez C.