2:30 a. m., el escandaloso sonido de la alarma me despierta sin contemplaciones. Por las diferencias horarias no hay otra opción que interrumpir un sueño para perseguir otro distinto: asistir a Rusia 2018.
El camino para comprar boletos puede resultar frustrante, como hasta ahora, pero no por ineficiencia de la FIFA, sino por la alta demanda de solicitudes y, probablemente, estrategia de mercadeo.
Este jueves a las 3 a. m. (hora de Costa Rica) se inició la venta de entradas por orden de solicitud. Entre el 14 de setiembre y 12 de octubre anterior se dio el primer proceso, por sorteo aleatorio.
¿Y esto qué significa? Durante el primer periodo, los aficionados hacían la petición de sus boletos en cualquier momento, entre las fechas mencionadas, no importaba si lo hacían el primer o el último día. Las entradas se asignaron por rifa.
Evidentemente, la suerte entra en juego y muchos no la tuvimos de nuestro lado, pero otros sí, como Jonathan, un fiel aficionado de la Tricolor que la acompañó a Alemania 2006 y Brasil 2014.
Para Rusia le resultó “fácil” y ya tiene confirmados sus boletos junto a cuatro personas más. Ellos son parte de los 622.117 seguidores que salieron favorecidas de los casi tres millones y medio de aspirantes, según datos de la FIFA.
En el segundo proceso, que empezó hoy, sí era importante llegar primero, al mejor estilo de las tiqueteras ticas. Al menos eso indica la FIFA; de ahí la necesidad de madrugar.
Apliqué nuevamente, con la intención de comprar el paquete de entradas para los partidos de Costa Rica en fase de grupos, llamado TST3. De ahí había para escoger en tres categorías, según la ubicación del asiento en el estadio. La estrategia era clara: la que estuviera disponible.
Lo mismo hacían dos personas con quienes tengo pensada esta aventura. Los tres, en constante comunicación y pendientes de quién ingresaba primero al sistema, porque ese sería el encargado de hacer la compra para asegurar asientos juntos.
Poco más de una hora de espera en la fila virtual de la FIFA, obtuve mi turno y para ese momento ya los paquetes tenían color rojo, indicador de una alta demanda.
El reloj marcaba las 4:20 a. m., un intento tras otro y el tiempo se convertía en oro. En una hora similar, Diego Martínez hacía lo mismo, pero para este brumoso la historia fue diferente.
“Al inicio quería comprar tres partidos más el de octavos, pero ya estaba agotada, terminé comprando hasta semifinales, fue más caro pero era la única opción en ese momento”, contó.
Su ventaja es que la FIFA reintegra el dinero si la selección que se elige —en este caso Costa Rica—, no clasifica hasta esa ronda.
Para los que no corrimos con fortuna, tenemos más posibilidades. Resta la fase 2, dividida igual que la primera en dos periodos: venta aleatoria (5 diciembre al 31 de enero) y por orden de solicitud (13 de marzo al 3 de abril).
El ciclo de venta cierra, en teoría, con las de última hora (18 abril-15 de julio).
Para entonces, la Sele ya conocerá sus rivales (el sorteo es el 1.° de diciembre), por lo que se asume que crecerán las solicitudes y los boletos aéreos serán más caros.
A eso se le debe añadir otras opciones, aunque mucho más remotas. En la página de la FIFA habrá un único sistema de reventa, para quien haya comprado pero no pueda asistir, el cual “estará disponible en las fechas próximas al torneo”.
Por último, si hubiera tiquetes disponibles y usted se fue a Rusia, los puede obtener en el mostrador de los centros de entradas de las sedes. Puede sonar ilógico, pero sigue siendo una puerta, aunque sin garantía.
Pero muchos nos preguntamos ¿Será posible que estén agotadas las entradas para seguir a Costa Rica? Conversando con varias personas que mantienen la ilusión de conseguir entradas, parece poco probable —o eso queremos creer—, pues al dividirse la venta en varias etapas hace pensar que la FIFA mantiene la expectativa para cada una.
El ejemplo más claro es Brasil 2014, un destino que fue sumamente apetecido por los ticos y en el que hubo oportunidad de comprar a última hora.
Hasta ahora, al parecer, mucho depende de suerte, pero también de presupuesto y tiempo para una experiencia que me han descrito como única.