Aunque su hoja de vida no está cargada de títulos, Ricardo Gareca se ganó una connotada reputación en Sudamérica.
En tres de los cuatro países donde dirigió, al timonel se le reconoce como un hombre obsesionado por la ofensiva, que bien dirigida, se traduce en la conquista de campeonatos.
Entre sus cetros más destacados, El Tigre obtuvo cuatro coronas con Vélez Sarsfield de Argentina, entre 2009 y 2013 y un título de Apertura con el Deportes Universitario de Perú, en la temporada 2008.
En esta última liga dejó una huella más que positiva, según Carlos Salinas, director del diario deportivo Líbero.
“En Perú sacó lo mejor de sus futbolistas y demostró que su trabajo en la cancha fue muy valioso. Costa Rica ganaría mucho si él llega al banquillo de la selección”, explicó Salinas.
“A Gareca le gusta el fútbol ofensivo y, muy a su pesar, ha reconocido que quizás por no tirarse atrás eso le ha jugado en contra. En Vélez tuvo campañas realmente buenas”, opinó Micaela Cannataro, reportera de Goal Argentina .
Empero, la última experiencia del timonel no fue positiva.
Duró tres meses en el banquillo del Palmeiras de Brasil, al que dirigió 13 partidos, con un saldo de cuatro victorias, un empate y ocho caídas.
Pese a su corta estadía, en suelo brasileño no le achacan la culpa del bajo rendimiento. Así lo detalló a La Nación , Diego Lima de Folha de Sao Paulo .
“Él no tuvo tiempo para trabajar; cuando vino el equipo estaba armado. El mal momento del club no fue su culpa porque, pese a los resultados, practicaba un fútbol moderno y vistoso”, aseveró Lima.