Pongamos un órgano real a la par de su representación más icónica y notaremos, en un solo latido, que no se parecen en nada.
¿De dónde proviene entonces el símbolo con el que se dibuja al corazón?
El primer indicio histórico en el que se utilizó esta figura –ancha en una extremidad y puntiaguda en la otra– data del siglo XIII, cuando, en un manuscrito francés anónimo titulado Roman de la poire ( Romance de la pera ) se incluyó una ilustración en la que un personaje le entrega un corazón a una damisela. El dibujo, como puede sospecharse, se asemejaba al corazón que hoy conocemos.
En el mismo siglo, el escudo de armas del Reino de Dinamarca ya contenía nueve figuras de corazones que, se supone, representaban las flores de una planta conocida como planta del Nuphar.
La misma figura había sido utilizada antes para representar hojas como la del higo, pero también esa misma idea había sido empleada por doctores griegos y árabes para explicar la forma del corazón, donde el tallo de una hoja invertida representaba una arteria.
Arte sacro
En los siglos XIV y XV, la figura apareció en reiteradas pinturas. En un fresco de Giotto de Bondone en la Capilla de los Scrovegni, en Padua se ve a una persona que le entrega un corazón a Cristo, levantándolo a lo alto.
Esta, sería la primera de muchas apariciones del corazón con la figura cónica de un lado en el arte sacro, lo que le ha dado a la Iglesia católica un papel relevante en la popularización del símbolo.
El primer dibujo de lo que se conoce como el Sagrado Corazón de Jesús es, quizás, el culpable de la estandarización de la figura que hoy se asocia indistintamente al amor y al romance.
El trazo fue obra de Margarita María Alacoque, quien tuvo una visión de un corazón rodeado de espinas en 1673, incluso con la presencia de lo que parece ser un cabo de la aorta en la parte central superior.
Si en escenarios religiosos el corazón estaba siendo bastante utilizado, los naipes franceses terminaron de popularizarlos, en las barajas que contenían tanto corazones como diamantes, espadas y tréboles.
Sin importar que el símbolo no se asemeje al órgano que representa, siete siglos después de que comenzó a usarse, este corazón incluso está presente como ícono de asociaciones de cardiología.