En enero del año 2000, Rachel Denhollander ingresó a consulta con el fisioterapeuta más aclamado de la gimnasia mundial.
Denhollander, quien no era una atleta de élite sino una aspirante con sueños olímpicos, se sentía nerviosa. No por sus dolores crónicos en espalda y muñeca, sino por lo que la visita a aquel consultorio médico podía significar para su carrera.
Después de todo, el doctor Lawrence ‘Larry’ Nassar había sido el médico del equipo de gimnasia de Estados Unidos durante las olimpiadas de Atlanta 1996 y estaba a punto de repetir el rol en Sidney 2000. Pasar por su consulta podía catapultar a Denhollander a las más altas esferas del deporte que amaba, al que quería dedicarle la vida.
Por eso, cuando Nassar le dijo que quería realinear su cadera, Denhollander no dudó de sus intenciones. El famoso médico le pidió ponerse de pie junto a la mesa de examinación, con las piernas abiertas. Nassar masajeó sus caderas; luego metió su mano por debajo de los shorts y la ropa interiores de Denhollander y la penetró vaginalmente con dos dedos. No utilizó lubricación, no se puso guantes, no avisó lo que iba a hacer ni explicó por qué lo hacía.
Larry Nassar tenía 34 años. Rachel Denhollander tenía 15 años.
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A sus 32 años, esposa y madre viviendo en el estado de Kentucky, en el sur de Estados Unidos, Denhollander es una de las voces más fuertes y públicas en la lucha por desenmascarar los abusos sexuales que se cometen en la gimnasia –y, en general, en los deportes– de Estados Unidos.
Denhollander recuerda que, cuando Larry Nassar abusó de ella, se sintió asustada y confundida. Nassar la penetró vaginal y analmente durante unos 40 minutos, mientras llevaba a cabo otros tratamientos físicos legítimos. Tenía miedo, pero al mismo tiempo sabía que la estaba atendiendo el médico del equipo olímpico, una institución universal. No podía ser abuso sexual. Seguramente, pensaba la muchacha de 15 años, aquella era la forma.
“Era claro que ese tipo de abusos era algo que practicaba con frecuencia. Se comportó muy seguro y experimentado; lo hacía parecer como un procedimiento común”.
En efecto, lo era. Nassar enfrenta ahora mismo 22 casos de conducta sexual criminal, relatados por nueve víctimas. Además, tiene pendiente un juicio civil en el que 125 mujeres aseguran haber sido víctimas de abusos sexuales por parte de Nassar en el contexto de un tratamiento médico. Otras tantas mujeres lo han señalado desde redes sociales.
Casi todas ellas fueron abusadas siendo parte del equipo olímpico de gimnasia de Estados Unidos. La aplastante mayoría eran menores de edad.
Infierno olímpico
El 18 de noviembre, McKayla Maroney publicó en su cuenta de Twitter un mensaje. Maroney, campeona olímpica de gimnasia en el 2012, rompió su silencio para sumarse al movimiento “#MeToo” o “#YoTambién”, con el que millones de mujeres en redes sociales han compartido episodios de violencia sexual en su contra.
Maroney, como Denhollander, había sido víctima del doctor Larry Nassar. Como Denhollander, Maroney también era menor de edad.
“Fui abusada por el doctor Larry Nassar, médico del equipo nacional femenino de gimnasia, y del equipo olímpico”, escribió Nassar, quien agregó que “la gente debería saber que esto no pasa solo en Hollywood”, en referencia a las recientes acusaciones contra hombres poderosos del espectáculo, quienes durante décadas se han valido de su posición para acosar y abusar a mujeres de todas las edades. “Esto sucede en todas partes”.
Maroney dijo que tenía 13 años cuando el abuso inició, y se mantuvo durante la totalidad de su etapa en el deporte profesional –se retiró en el 2015, tras una serie de lesiones–.
“Tenía el sueño de ir a las Olimpiadas, y las cosas que tuve que soportar para cumplirlo fueron innecesarias y asquerosas”, agregó Maroney. “Dondequiera que exista una posición de poder, parece haber potencial para el abuso”.
Víctimas
El historial de acusaciones en contra de Nassar parecen darle la razón a Maroney; los abusos de los que es acusado datan de entre el 2000 hasta el 2016, lo que incluye al equipo de gimnasia que causó furor deportivo y mediático en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro del año pasado.
De las Final Five, como se le llamó al quinteto que cosechó preseas de oro en Brasil y se convirtió en el estandarte de Estados Unidos en los olímpicos, la primera en acusar a Lassar fue Aly Raisman, quien dijo, apenas unas semanas después de las competencias, que el médico había abusado de ella durante años.
Gabby Douglas, compañera suya en Río 2016, reaccionó primero de forma polémica: dijo que las mujeres debían vestir “con pudor y con clase para evitar provocar a la gente equivocada”, en alusión a la participación de Raisman en la edición de traje de baño de la revista Sports Illustrated y en la edición de cuerpos deportivos del año de ESPN. Douglas fue criticada por sus propias compañeras de las Final Five por culpar a Raisman, la víctima de la situación.
Recién la semana pasada, Douglas no solo se disculpó sino que compartió, en su cuenta en Instagram, su propio testimonio: “Sé que no importa lo que lleves, eso nunca le da a nadie el derecho a acosarte o abusar de ti. Sería como decir que por las mallas que llevábamos, fue culpa nuestra que Larry Nassar abusara de nosotras. No había compartido mis experiencias públicamente porque durante muchos años se nos condicionó a permanecer calladas y porque, honestamente, algunas cosas son extremadamente dolorosas”.
Crimen y castigo
El 29 de noviembre recién pasado, alrededor del mediodía, Larry Nassar apareció ante una corte de Michigan.
A sus 54 años, Nassar se ve –a falta de otra palabra– roto.
No se parece, ya, a quien era hace dos años, uno de los referentes mundiales en la fisioterapia para gimnastas, con cuatro olimpiadas en su hoja de vida –estuvo en Atlanta 1996, Sidney 2000, Pekín 2008 y Londres 2012; faltó a Atenas 2004 por el nacimiento de su hija– y un nombre respetable en la comunidad médica como parte del cuerpo académico de la universidad estatal de Michigan.
Se parece más, en cambio, a quien era hace un año, apenas un par de meses después de que el diario The Star, de Indianápolis, publicara detalles del abuso de Nassar sobre Rachel Denhollander y Jamie Dantzscher, quien participó en Sidney 2000 y fue abusada por el médico.
La historia de las dos mujeres se publicó el 12 de setiembre del 2016, el día en que la vida de Nassar inició su caída en picada. Fue despedido, sin mucho ruido, por el equipo olímpico de Estados Unidos; también por la universidad en la que laboraba. En diciembre del 2016, fue puesto bajo custodia luego de que se le confiscó pornografía infantil que tenía en su computadora.
De las nueve mujeres que lo han acusado penalmente, ocho son antiguas pacientes suyas. La novena es una antigua amiga de la familia, quien dijo haber sido abusada entre 1998 y el 2004, cuando ella tenía entre 6 y 12 años.
Así, Nassar apareció ante la corte con su vida hecha jirones. Se declaró culpable de los cargos en su contra, para que la comunidad de la gimnasia pueda avanzar y dejar atrás el dolor, y dijo que “reza todos los días para encontrar perdón”.
La redención, sin embargo, parece estar lejos de Nassar. Frente a él, la jueza Rosemarie Aquilina, le respondió: “Usted se valió de su posición de confianza en la forma más vil: para abusar de niños. Concuerdo en que este es un momento para sanar, pero puede que tome una vida entera de sanación mientras usted pasa su vida tras las rejas pensando en lo que hizo: arrebatarle a sus víctimas su niñez y su inocencia”.