La revista Esquire lo declaró el “peor edificio en la historia de la humanidad”. Sin embargo, su nombre oficial es Hotel Ryugyong, aunque también es popularmente conocido como “el edificio abandonado más alto del planeta”.
Se ubica en Pionyang, la capital de Corea del Norte, y su construcción empezó en 1987. En aquel entonces, el gobierno norcoreano justificó su creación diciendo que el edificio –de 330 metros de altura–, sería una forma de atraer inversores occidentales y anunció que abriría casinos, clubes nocturnos y salones japoneses para su entretenimiento, esto de acuerdo con la BBC .
Sin embargo, el plan nunca se ejecutó y tuvieron que pasar 30 años para que su historia tomará (talvez) un nuevo giro.
La restauración del Ryugyong ha sido una prioridad en la agenda de Kim Jong-un, –líder de Corea del Norte–, y se han finalizado algunas fases del proyecto desde que él tomó el cargo en 2011, cuando su padre falleció, pero el edifico sigue sin terminarse.
Durante la última semana de julio de 2017, las autoridades retiraron los muros que rodeaban las obras del edificio y colocaron un cartel propagandístico con un mensaje: “La poderosa nación del cohete”, narró la BBC .
Un día después del anuncio, Corea del Norte probó su segundo misil balístico intercontinental, que voló más lejos que cualquier otro misil que ha lanzado el régimen comunista hasta ahora.
Lo expertos aseguraron que, de de haber sido finalizado a tiempo, el hotel se habría convertido en el sétimo rascacielos más alto del mundo y el primer gran hotel de grandes alturas de la época.
Durante más de una década, el gigante sin acabar contó con una grúa de construcción oxidada en su cima, tan solo para convertirse en un recordatorio de las ambiciones frustradas del país asiático.
La crítica a sus materiales y medidas de seguridad fue tan fuerte que una delegación de la Cámara del Comercio de la Unión Europea en Corea del Norte que lo examinó, lo llegó a definir como “el peor edificio del mundo”.
Analistas dicen que la presencia del edificio es una fuente de vergüenza para las autoridades norcoreanas y reseñas periodísticas la calificaron como una construcción mediocre.