1. Last Christmas. Qué tino, qué precisión tan excepcional para un artista morirse el día del año cuando sabe que una de sus obras es omnipresente en el mundo.
Un regalo raro: recordarnos, en plena Navidad, que cada una de sus canciones venía envuelta en amor. Era fácil confundirse con George Michael. Pensaban que era demasiado azucarado, demasiado fácil, demasiado pop. Sin equivocarse por completo, se perdieron de lo importante.
2. Freedom! ’90. Pero él lo advertía. Él, que definió la belleza de los 80 y los 90 video tras video, desnudando la fibra más sensible de la masculinidad más volátil, sabía que no podían “escucharlo sin prejuicios”. Así que lo advirtió en Freedom! ’90, a sus 27 años, cuando se reinventaba una vez más. Jugaría con sus propias reglas. Sería libre.
3. Faith. Moviendo el trasero como nadie, con ceñida chaqueta de cuero y lentes oscuros que redefinieron lo cool, George Michael advertía en su primer disco en solitario que ya no era el de Wham!, aquel dúo con Andrew Ridgeley con que había hecho historia en el pop. Faith era su oración profana y sensual.
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4. I Want Your Sex. Porque George Michael era sensualidad. Su piel era lienzo de fantasías. Pero eso se gasta rápido, de modo que nos pedía concentrarnos en la seda de su voz. Y en el hilito dorado de sus letras, que están entre las más finas piezas de orfebrería del pop.
5. Fastlove. No quiere decir, claro está, que el sexo quedara de lado. El placer sin culpa es el corazón de muchas canciones de George Michael porque él estaba tratando de descubrirlo. Cosa rara: no saber quién es uno exactamente mientras se expone a todos los reflectores y paparazis del mundo.
6. Outside. La cuerda reventaría. No hay dónde esconderse cuando uno es de los artistas más exitosos del mundo. Ni siquiera un baño público para un fugaz encuentro sexual. Ni modo, dijo el cantante, y grabó su siguiente video en un baño que se convierte en discoteca. La fiesta está en todas partes.
7. Freeek. Así que dedicó los siguientes años a los extremos, a mostrarnos que era raro, que podía ser cualquier cosa, un superhéroe del hedonismo, del disfrute.
8. Jesus to a Child. También podía ser tremendamente tierno. El sida partió en dos el mundo y le quitó al titán del pop las bases de su vida secreta: su gran amor, otro hombre, cuando todavía no podía decirlo en público. Pero nos ayudó a decirlo; rompió ataduras para lo que un cuerpo masculino podía hacer y desear en el escenario pop. En Jesus to a Child, sin embargo, moría la felicidad. Nos lo cantaba.
9. Careless Whisper. Es una rareza biológica, pero hay cantantes cuyas voces son afrodisiacos. Lo sabía Marvin Gaye, lo sabía Barry White. Lo sabía George Michael. Fue un seductor, un divo, un niño, un hombre, un artista.
10. Wake Me Up Before You Go-Go! Qué fácil era escucharlo con prejuicio. Qué fácil es ahora, por suerte, escucharlo de nuevo, reevaluar su carrera y decir que sí, que era diferente, que era libre. Que era George Michael. Y eso nadie se lo quitó nunca. Fue lo que quiso ser hasta que no lo quiso más. Se retiró joven. Se hizo daño. Se recluyó. En la retina se quedó eternamente joven y bello, siempre él.