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Es interesante ver a mi hijo Michael entusiasmado cuando pongo TNT, Shoot to Thrill o Thunderstruck de AC/DC en el carro cuando estamos manejando. Michael tiene 11 años y veo en él mis comienzos con el rock y metal.
Recuerdo perfectamente cuando en el año 1981 vino corriendo a mi garaje mi entonces vecino y mejor amigo Trent con el casete de AC/DC Back in Black. Los dos estábamos fascinados con el grupo y pasábamos imitando la banda al tocar Hells Bells, Back in Black, Givin the Dog a Bone y Shoot to Thrill. En nuestra “banda imaginaria de tributo”, Trent era el simulacro de Bon Scott (el vocalista trágicamente fallecido en 1980, siendo reemplazado después por Brian Johnson); nuestro amigo de la otra cuadra Jeff (que era el mas loco) hacia el papel de Angus Young y este servidor siempre quería ser el guitarrista Malcolm Young. Para mí Malcolm era el mas cool de todos. Su estilo y presencia única eran la base de AC/DC y todo lo que representaba.
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Malcolm, pese de estar siempre en la sombra de su más popular hermano menor, fue el responsable de la esencia de el sonido AC/DC y de los famosos riffs de guitarra que todos tenemos grabados en nuestra memoria musical.
El 18 de noviembre de este 2017, Malcolm Young paso a mejor vida y puedo recalcar sobre él lo obvio, con gusto en este tributo: nació en 1953 y gracias a su esfuerzo, letras y producción fundó la que es para muchos la mejor banda de metal y rock del la historia. Antes de su carrera como músico, Malcolm tuvo un gran potencial como futbolista pero desistió pues no creció lo suficiente en la adolescencia. Tanto él como su hermano Angus compartían la pasión por el fútbol, siendo aficionados de los Glasgow Rangers; en el 2003 fue nombrado miembro del Salón de la Fama de Rock; junto a Angus escribió la mayoría de las canciones de AC/DC; se le consideró el cerebro de la banda, y con sus distintos compañeros de grupo grabó 16 álbumes de estudio, 6 álbumes en directo, 52 sencillos, 14 álbumes en video, y 55 videos musicales.
Siempre agradeceré las palabras de Malcolm cuando, por su enfermedad, decidió que no podía seguir con la banda, “Estoy muy enfermo para continuar, pero tienen que seguir haciendo música”. AC/DC debía seguir, aún sin él.
Malcolm: AC/DC vivirá por siempre en la memoria de aquel niño que te imitaba en su garaje y ahora en la vida de su hijo Michael y en la de millones de hijos del metal y rock alrededor del mundo que tenemos una deuda enorme que pagar contigo. La leyendas nunca mueren.
