En su amplia carrera bancaria es reconocido por su estilo duro, ceñido y casi inflexible. En esos mismos términos llegó Gerardo Porras al Banco Crédito Agrícola de Cartago (Bancrédito), tras ser nombrado gerente general por la junta directiva, en mayo del 2013, mientras se desempeñaba en el mismo puesto en el Banco Popular y de Desarrollo Comunal.
Su calidad humana, empero, es reconocida tanto por sus adversarios como por los que lo apoyan.
Al banco bautizado como de los cartagineses por los propios habitantes de esa provincia, llegó un gerente general reconocido por ser firme y ceñido en sus posiciones y proyectos y casi inflexible porque, según dicen quienes han trabajado con él, escucha consejos pero solo de sus asesores más cercanos. Llegó al banco con la firme convicción de enderezar el barco en su momento de mayor turbulencia.
Pese a su dureza, tanto quienes lo adversaron como los que lo apoyan reconocen al ejecutivo por su calidad humana fuera del ámbito laboral y por sobreponerse a problemas de salud y familiares sin dejar de lado su trabajo.
Al ser informado de su escogencia como uno de los personajes del 2017, el banquero declinó dar declaraciones. “El personaje no soy yo; es el banco”, declaró escuetamente al negarse a la entrevista. Lo hizo en tres ocasiones, ante la insistencia para obtener sus palabras.
Tiene una amplia carrera bancaria. Según su hoja de vida que publica la Superintendencia General de Entidades Financieras, fue gerente general del Banco Uno (2002-2003), al que llegó después de desempeñarse como subgerente de negocios del Banco Popular y de Desarrollo Comunal. Del 2004 al 2013 fungió como gerente general del Popular, antes de anclar en el Bancrédito. Además, se desempeñó como vicepresidente de la Asociación Bancaria Costarricense (ABC).
Porras pasó del Popular –donde todavía le faltaba un año de su segundo mandato– al Bancrédito el 5 de junio del 2013. Se trasladó del tercer banco más grande del país (con base en el valor de sus activos) al más pequeño de los estatales.
Y al hacerlo dijo que su meta era hacer crecer y volver rentable a ese banco. Además, señaló que se cumplen ciclos y que había logrado concretar casi todos sus proyectos en el Popular, como su gerente general.
Pero cuatro años después, el 25 de mayo de este 2017, el Consejo de Gobierno aprobó el cierre de la operación comercial del Bancrédito y transformarlo en un banco de fomento. Eso porque la institución atravesaba un deterioro financiero, que se hizo más evidente el año pasado, cuando tuvo una caída de sus ganancias. Esa condición a la que llegó la entidad se debe especialmente a tres créditos grandes que afrontaron problemas de pago.
Estrategia fallida
La mayoría de los críticos de Porras creen que no fue enviado a cerrar el banco, como algunos se han dejado decir, especialmente representantes de los trabajadores. Estiman que tuvo, eso sí, un fallo de estrategia, la cual no quiso cambiar por su inflexibilidad.
Y en ese fallo está como hecho central el creer que en esta otra entidad se podría hacer lo mismo que en el Popular. Y no, pues en el Popular entran recursos frescos cada mes por ley, mientras en donde llegó había que luchar por captar dineros del público. Así lo expuso Julio Baltodano, exsecretario general del sindicato y uno de los que siempre discutió los planes del gerente.
Lo que sí se defiende es su trayectoria, experiencia y capacitación, y su intención de siempre ponerlas al servicio de planes, aunque fallidos, para levantar a la entidad.
“Le vimos un buen estilo gerencial; en el Banco Popular tuvo una experiencia exitosa. Compartí un tiempo con él y quedó claro que es una persona conocedora en materia bancaria y conciliadora”, según el juicio expresado por el exdirectivo de Bancrédito Álvaro Dengo.
Pero precisamente la apuesta por hacer despegar al banco mediante su conversión en una entidad con créditos corporativos grandes fue uno de los fallos, analizan otros directivos que, al contrario, no estuvieron conformes con su labor.
También se le critica una apuesta, en el campo de la banca personal, a la emisión de tarjetas de crédito, como proyecto para la atracción de clientes.
Al contrario, se piensa que la estrategia de Porras dejó de lado los negocios con el Gobierno, un punto que era fuerte en la entidad bancaria. Así, por ejemplo, afirman que no consideró importante concursar para obtener la entrega de licencias o de pasaportes cuando se tuvo la oportunidad.
Cosas aparte
Aún quienes no apoyaban sus posiciones afirman que el gerente no mezclaba su vida familiar con su puesto. Enfrentó problemas de salud personales y familiares, entre ellos el deterioro de la situación de personas muy cercanas, en plena turbulencia del banco pero, dicen, nunca figuraron en su desempeño al frente de la entidad.
Fuera del banco no hay queja, pues se trata de una persona jovial, colaboradora y atenta. “Le puedo decir que como amigo es un hombre ‘chirote’ (que reúne esas condiciones)”, reconoció el ex sindicalista Baltodano.
Peso así como se centraba en su labor igualmente se empecinaba en sus proyectos y propuestas y quizá ahí sí tuvo problemas.
Impulsó y defendió la propuesta de convertir a Bancrédito en un banco para préstamos empresariales grandes y como emisor de tarjetas de crédito y lo alejó de los programas y negocios con entidades gubernamentales. Y al fin de cuentas, el deterioro de tres grandes créditos terminó de elevar la turbulencia y y hundir el barco.
“Le advertimos de lo que considerábamos errores de estrategia, se hizo un documento con apoyo de algunos altos cargos y lo enviamos a junta directiva, pero el señor Porras se mantuvo en sus convicciones”, recordó Baltodano.
Pero para Dengo “como banquero es una persona muy capaz”. “Además, “en lo personal (aparte de sus trabajo) si sé que es una persona muy humana y positiva”, agregó el exdirectivo Dengo al referirse a las características del gerente.
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