Wálter Centeno suda, grita, hace gestos y señala hacia “eso” que solo él puede ver y quiere que sus pupilos materialicen en la gramilla. Es el último domingo de mayo del 2017, ya Herediano se había proclamado campeón la semana anterior, así que todos los fiebres del fútbol están sintonizados con en el encuentro que se realiza en el estadio Allen Riggioni. El Municipal de Grecia y Jicaral se disputan el único boleto a la máxima categoría.
Aunque el trámite es en la cancha, las cámaras están más pendientes del partido que disputa Walter en el rectángulo de un metro que demarca la zona técnica. Ahí, enjaulado entre la línea y el banquillo, Paté se estira para marcarle el juego a sus jugadores, se abalanza sobre el oído del cuarto árbitro en cada jugada polémica y se expone al arsenal de burlas e insultos que provienen de la gradería.
Wálter no le da importancia a las palabras que vienen de los aficionados rivales porque sabe que “el éxito se cosecha con esfuerzo y que él es un ganador” y esa mentalidad está inculcada no solo en los once que están en la cancha sino en toda la institución.
Basta con conversar con los jugadores y directivos del club para darse cuenta que el impacto que ha tenido el excéntrico técnico ha sido fundamental para alcanzar la gran final del torneo de la Segunda División. Gran parte de los dirigidos por Paté fueron morados en algún momento y lo conocen al dedillo. Paté hace una pausa para escuchar a Douglas Sequeira – otro caudillo morado– quien se acerca con una pizarra y señala. Paté asiente y le da indicaciones al capitán, Allan Alemán, quien además es accionista del club. Mientras en la gradería, Fernando Paniagua maneja las riendas de la administración del estadio.
“Cada uno sabe lo que tiene hacer y hay mucho respeto entre todos los compañeros; esto es casi como una hermandad”, destaca el técnico de Grecia.
“Esto es histórico. Ascender con Grecia es histórico y esto es gracias a Dios y al sistema de Wálter Centeno”, expresó de manera eufórica Andrés Núñez, jugador de 38 años que vivió sus mejores épocas con el Deportivo Saprissa y este día jugaría su último partido como profesional.
Los griegos logran su primer ascenso en la historia y muchos señalan a Centeno como el principal responsable de la faena. El cantón alajuelense es pura fiesta y, como es de esperarse, las cámaras se posan nuevamente sobre esta llamativa figura, quien se abraza con su esposa Yanessa y su madre, Lidieth.
En medio de la algarabía Paté promete que no va a buscar fichajes acabados con la frase : “Yo no voy a traer jugadores del cementerio”.
Solo días después recibió un baño de realidad y tuvo que aplicar la reversa: al buscar en el escaso mercado de fichajes, terminó consiguiendo seis refuerzos que superan las tres décadas.
El debut en la Primera Divisón
En julio, Centeno debutó en un banquillo de la Primera División ante la Liga Deportiva Alajuelense. El rival de toda la vida se encargó de recibir al Benjamín. Hubo mucha expectativa acerca de todo lo que Walter pudiera plantear en la cancha y, también, sobre el desenlace después del pitazo final. El marcador fue un 3-0 a favor de los erizos, quienes en ese entonces eran dirigidos por Benito Floro.
Wálter compareció frente a los medios y aseguró que le “pegó un baile” a Alajuelense. Que el problema no estuvo en el trámite sino en el resultado, una frase tan común en los camerinos, solo que esta vez que el estratega evitó irse por las ramas y aseguró que su equipo jugó mejor.
“Cuando fui jugador la Liga me metió 4-1 pero yo les pegué baile. Hoy me metieron tres y ustedes (periodistas) ¿qué vieron? La afición espera algo grande de mí”.
Paté se podría calificar como un romántico sin remedio del fútbol, pues lo que busca es materializar una idea sobre el terreno de juego. Que su equipo refleje lo que él hizo una vez como futbolista. Tocar. Esconder. Tocar. Esconder. Tocar. Esconder. Jugar al pelotazo y al resultado son pecados en el reino de Walter.
“No es ganar por ganar. Yo quiero ganar bien y no importa si me llevo seis o cinco, algo queda”. Y definitivamente algo le quedó a Paté después de los partidos ante Saprissa, Santos y Pérez Zeledón, en los que cayó 6-1, 5-0 y 3-0.
A lo largo de las 22 fechas del Campeonato de Invierno los fiebres, tanto morados, manudos, brumosos y heredianos estuvieron pendientes con las frases que soltaba Paté a los medios de comunicación. Quizá la más memorable fue después de la derrota ante Alajuelense en la segunda vuelta que también culminó 3-0.
“Vean. Yo hago lo más difícil. A la mujer la llevo a un buen restaurante, me visto bien, le doy una entradita, le toco la mano, le recomiendo un buen plato fuerte. Después le doy una copita de vino, un buen postre, dulce… está faltando lo otro, lo que es solo para mayores… lo que suele pasar”.
Pero no solo fueron derrotas: a pesar de ser el equipo recién ascendido, el Municipal Grecia sumó 31 puntos que lo acreditan como el mejor debutante de la máxima categoría en toda la historia. Los griegos culminaron el certamen en la sexta casilla a cinco puntos de los puestos de clasificación, con lo que dejaron a su paso un estilo de juego que no escatima en emociones ni en goles. Eso sí, quedó la deuda de no poder vencer a ninguno de los cuatro conjuntos que clasificaron a la ronda final ( Saprissa, Herediano, Santos y Pérez Zeledón).
Al finalizar el torneo, Wálter considera que su conjunto merecía más. Que hubo aprendizaje, sí, pero en muchas ocasiones les faltó tino frente al marco o solidez en la zaga.
Fuera de la cancha
A Wálter no le gusta hablar de su vida personal pero sus compañeros de equipo lo describen como un profesional apasionado por lo que hace. Es el primero en llegar a la cancha y después de los entrenamientos pasa viendo videos de fútbol.
“Él tiene un pedigrí muy diferente al resto, sabe lo que es ganar y sabe contagiar esa actitud ganadora. Es una persona muy honesta con su trabajo, va a ver, un día va a llegar muy lejos”, comentó el referente de los griegos, Allan Alemán.
Alemán recuerda que Wálter como jugador era también un ejemplo a seguir: “ Nos enseñaba a cuidar el cuerpo y la mente para los partidos. También cuando perdíamos era el que más se enojaba a pesar de su trayectoria. Ahora como técnico parece un jugador más en los entrenamientos”, comentó el veterano delantero.
El tiempo de ocio Paté lo invierte en su figura , en sus atuendos y en una buena comida alrededor de sus seres queridos. “Yo trato de cuidarme. Hago las cosas que me hacen sentir bien, si me tengo que hacer el pedicure me lo hago, también me gusta estar en peso ideal y comer rico. La vida hay que disfrutarla”, destacó de manera genuina este hombre de fútbol.
Wálter asegura también que su mamá y su esposa son los pilares en su vida “Imagínense lo que tienen que hacer para aguantarme, realmente las aprecio mucho por eso”, confiesa entre risas Paté.
Las conversaciones con Centeno, por más que se le intente driblar, siempre derivan de alguna manera en el deporte rey. Una vez el cronista Roberto García lo llamó un ideólogo del fútbol cuando reinaba la media cancha del Saprissa con la dorsal “8”. Puede ser que la lengua materna de este hombre nacido al sur de la provincia de Puntarenas solo se hable en una cancha y en el fervor de la competencia. Por ahora, “el Rey” está seguro que su visión y estilo lo van a llevar hasta la gloria. Nosotros, al otro lado de la pantalla disfrutamos de su audacia cada fin de semana.