A las 3:19 p. m. del 8 de marzo del 2005, la vida den Monteverde de Puntarenas era normal. Un minuto más tarde, ya no.
A esa hora, una banda criminal encabezada por Erlyn Hurtado llegó a la agencia del Banco Nacional para cometer un atraco. Sus planes, sin embargo, no salieron como querían y el resultado fue un baño de sangre.
Según informó entonces La Nación , los tres asaltantes salieron de una zanja y se dirigieron al banco. El guarda apostado a la entrada de la agencia, Álvaro Castro Arias, cerró las puertas de la sucursal. Los criminales abrieron fuego.
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Desde una caseta blindada respondió otro guarda, de apellido Rodríguez, de la empresa de seguridad Delta. Dos de los sujetos cayeron mortalmente heridos en las gradas .
Hurtado logró entrar a la sucursal y, durante horas, disparó hacia las afueras del banco en forma esporádica para amedrentar a las autoridades. 10 funcionarios bancarios y nueve clientes quedaron a su merced. Así comenzó un secuestro que se extendió durante 28 horas y en el que fallecieron seis rehenes y un policía.
Los rehenes permanecieron tirados sobre el piso durante horas hasta que, cerca de las 9 p. m., el guarda Castro Arias y Ariela Medina, una clienta del banco, aprovecharon un descuido de Hurtado para escapar.Más tarde esa misma noche, otras siete personas consiguieron huir, tres de ellas heridas de bala.
Durante todo el día siguiente, la jornada fue tensa mientras la policía negociaba con el último de los atracadores que quedaba con vida: Erlyn Hurtado se entregó a las 7:45 p. m., liberando sana y salva a Elizabeth Artavia, la última rehén.
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A finales del 2006, Erlyn recibió 210 años de cárcel y fue condenado a pagar ¢200 millones , una cifra simbólica pues nunca los pagaría: estaban fuera de sus posibilidades económicas. Su condena se redujo a 50 años, el máximo que permite la legislación costarricense .
Sin embargo, tampoco los cumplió: el 11 de mayo del 2011, siete internos de Máxima Seguridad de La Reforma llevaron a cabo un motín para fugarse. Tomaron por rehenes a 15 personas e intentaron hacerse con armas. Un sangriento choque con la policía dejó a un custodio y dos reos muertos. Uno de ellos era Erlyn Hurtado, el asesino de Monteverde.