Es calibre 9 mm. Usted puede verla, tocarla, tomarla en su mano y pensar que es un arma de fuego.
Pero no lo es. Aunque utilizan municiones y disparan a la misma velocidad que un arma normal, estas no asesinan.
De ellas, se expulsa gas pimienta, un poco más fuerte que el que se consigue los comercios en presentación de aerosol.
El efecto de este gas puede durar hasta media hora más que el de los otros productos, es decir, causar irritación y ceguera, hasta por 45 minutos.
En nuestro país, estas armas menos letales está siendo traídas por Importaciones Europeas Krsak S. A., que las vende a otros negocios, pero también la ofrece directamente a las personas.
Mario Cabalceta y Laszlo Krsak, encargados de la importación, explicaron que el mecanismo de funcionamiento es con pólvora, por lo que la sustancia se dispara. Detallaron que el gas puede alcanzar a una persona hasta a ocho metros de distancia.
Hasta el momento, según explicaron, agencias de seguridad, bancos y universidades han sido las más interesadas en comprar las armas no letales.
“Muchas personas vienen a la armería buscando un arma de fuego, pero cuando ven esta cambian de opinión, porque dicen: ‘yo no quiero matar’”, añadió Krsak.
Los artículos tienen costos de entre ¢200.000 y ¢300.000, según el modelo. También hay pistolas.
Los vendedores explicaron que otra de las razones por las que son una buena opción es que no requieren de permiso de portación de armas. Precisamente, la Dirección General de Armamento les dio un oficio que señala que “no son armas de fuego propiamente dichas por lo que no requieren ser inscritas en el Departamento de Control de Armas y Explosivos ni requieren permiso de portación”.
Para su venta, los vendedores solicitan la cédula del cliente.