Para el director de Adaptación Social, Guillermo Arroyo, la decisión del Juez Penal de San Carlos de enviar a una mujer sin piernas a un asilo en vez de una cárcel fue un acierto.
A la señora (de apellido Sandoval) la detuvo el OIJ la noche del 14 de agosto en Santa Rita de Pocosol. Pese a su estado –por problemas de diabetes hace 11 años le amputaron las piernas– tenía a su cargo la administración de un búnker.
El juez sancarleño Luis Calderón ordenó “el arresto domiciliario en el asilo de ancianos de esta ciudad”. Eso ha generado otro inconveniente.
El director de ese centro, Albino Bolaños, sostiene que no es posible recibirla ahí pues la mujer no cumple con la edad para ser considerada anciana (65 años). Ella tiene 61.
Razonamiento. La jefa médica de la cárcel de El Buen Pastor –en San Rafael Arriba de Desamparados– , Dixiana Alfaro, indicó que, si bien Sandoval ocupaba una celda con condiciones especiales, debía permanecer de noche sola. Eso era un riesgo pues aparte de diabética la detenida es hipertensa.
“La señora no se puede valer por sí misma en el centro penal. Definitivamente ella necesita ayuda y en este tipo de trabajo no se tienen voluntarios”, puntualizó la doctora.
El juez Calderón, por su parte, destacó: el centro penitenciario “no reúne las condiciones para que doña (...) pueda llevar una vida digna, ya que no hay rampas de acceso, equipo especial ni mucho menos personal especializado que pueda atenderla en sus necesidades diarias. El Estado no garantiza su dignidad”.