Un individuo, a quien el OIJ detuvo en abril del año anterior y un Juzgado Penal liberó tres meses después para que firmara cada 15 días, aprovechó el beneficio para reactivar el negocio.
Se trata de un sujeto de apellido Corrales, de 44 años, a quien el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) atribuye controlar la venta de crack en el cementerio de Quepos, Aguirre, Puntarenas.
El sospechoso es conocido en medios policiales como Mario Carambola y se lo considera como uno de los líderes de la banda conocida como “Los Borbón”.
Corrales fue uno de los 23 detenidos durante una barrida narco ejecutada en abril del 2005 en los cantones de Aguirre y Parrita.
En esa ocasión la Policía Judicial decomisó cinco carros, 16 kilos de cocaína, más de mil piedras de crack, 200 puntas de cocaína y poco más de ¢2 millones en efectivo.
Sin embargo, en julio el Tribunal de Juicio de Puntarenas revocó la medida de prisión preventiva dictada contra 13 de los detenidos. A los otros 10 se había impuesto medidas cautelares desde abril.
Corrales fue uno de los beneficiados con el levantamiento de la medida carcelaria.
Poco después los oficiales del OIJ de Quepos comenzaron recibir informes de que Corrales, presuntamente, volvió a dedicarse a la venta de crack en el cementerio.
Luego de meses de vigilancia y compras controladas, el martes se logró la captura del sujeto junto con su compañera sentimental, de apellido Brenes.
Aunque no les decomisaron mucha droga, si tenían dinero, incluidos billetes con los cuales un oficial encubierto hizo una compra.
Con las nuevas evidencias, el Juzgado Penal de Quepos impuso a Corrales y Brenes seis meses de prisión preventiva. Colaboró Carlos Arguedas C.