Un hombre de apellido Flores, quien fue detenido el martes en Río Oro de Santa Ana, utilizaba a un niño para vender cocaína.
Así lo revelaron ayer jerarcas de la Policía de Control de Drogas (PCD), del Ministerio de Seguridad Pública, quienes coordinan con el Patronato Nacional de la Infancia (PANI) para la rehabilitación del pequeño.
Se trata de un menor miembro de una familia desintegrada.
Al parecer, el niño tiene problemas de adicción y deberá ser sometido a un tratamiento especial para alejarlo de las drogas, las cuales, sospechan las autoridades, obtenía como pago por su “trabajo”.
Las autoridades creen que Flores, de 22 años, recurrió al menor porque fue detenido en dos ocasiones anteriores por agentes de la PCD y del OIJ y temía ser capturado nuevamente.
Por eso enviaba a las calles de esa comunidad al menor, a quien solo entregaba pequeñas cantidades para no enfrentar “costosas pérdidas” en caso de que fuera sorprendido por las autoridades.
El menor no estudia y, de acuerdo con informes oficiales, contaba con muchos clientes, incluidos adolescentes y estudiantes universitarios, entre otros.
Flores, estima la Policía, era desde hace varios meses uno de los principales traficantes de cocaína de Río Oro de Santa Ana.
Había sido capturado por agentes del OIJ y de la PCD en distintos operativos pero, por razones que no fue posible conocer, continuaba en libertad, lo que aprovechó para volver al negocio ilegal.
En el momento de su captura, la mañana del martes, tenía en su poder un total de 54 dosis de crack, así como ¢18.240, presuntamente producto de la venta de la droga.
Ayer el Juzgado Penal de Pavas, a cargo del caso, dictó seis meses de prisión preventiva contra Flores por el delito de venta agravada de cocaína.
Ese delito es sancionado con un máximo de 15 años de prisión.
La PCD ha detenido en otras oportunidades a traficantes que utilizan a sus hijos para el trasiego de drogas de un barrio a otro.