San Isidro de El General. El agente del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) que se encargó de investigar la muerte del estadounidense John Félix Bender descartó ayer que este se suicidara, y, por el contrario, manifestó que se trató de un homicidio.
Este hecho lo hizo público ayer el investigador Luis Aguilar Alvarado durante el juicio que por el delito de homicidio se sigue contra la también estadounidense Anne Maxin Patton (esposa de Bender) en los Tribunales de Pérez Zeledón.
La muerte de Bender se produjo en la madrugada del 8 de enero del 2010, en el cuarto piso de la casa del matrimonio, ubicada en Florida de Barú, en Pérez Zeledón.
Luis Aguilar dijo en una amplia declaración que, al recibir la alerta, se decía que era un suicidio, pero que, al llegar y con solo ver la escena, había muchos elementos para suponer un asesinato.
Entre ellos citó la posición de una almohada ensangrentada, la imposibilidad de Bender para utilizar ambas manos y dispararse detrás de la cabeza, así como la ubicación de un casquillo y que el disparo se hizo a varios centímetros de distancia de la cabeza.
“Nosotros determinamos que no pudo haber sido suicidio. El señor estaba viendo hacia arriba y, por tanto, la rasgadura que estaba atrás de la cabeza en la almohada y la trayectoria del disparo determinan que hubiera sido imposible un suicidio o, incluso, un accidente.
“Físicamente es imposible que yo pueda agarrar las dos manos y llevarlas detrás de la cabeza con el arma y disparar”, aseguró .
Más evidencia. Otro aspecto que señaló fue que Bender estaba en una posición “relajada” antes y después del disparo. Además, el cuerpo tenía tapones en los oídos, lo cual no coincide con una conversación que tuvo con su esposa.
“Considero que el señor se encontraba completamente relajado. Había una almohada que estaba fuera de contexto por la mancha de sangre que tenía, y la misma mancha no coincidía con el trayecto de la sangre, no había manera de que llegara ahí ('). (Dado) el hecho de tener tapones en el oído, era materialmente imposible que él hablara en voz baja y se llevara a cabo una conversación”, afirmó Aguilar.
Con esta explicación, el oficial puso en duda la versión de la mujer, de que ella había forcejeado con Bender para evitar que se suicidara, y que el arma cayó y se disparó.
Otro de los testigos, Fabio Pizarro, exdirector de la Fuerza Pública y quien era dueño de la empresa que brindaba seguridad a la casa en Barú, dijo ante los jueces que es imposible que la imputada disparara el arma, como lo afirmó el OIJ.
Agregó que, en aquel momento, ella estaba muy delgada y afectada por las enfermedades.
Al concluir la audiencia del juicio, el abogado Fabio Oconitrillo (defensor de Patton) refutó a Aguilar al decir: “Las conclusiones a las que él arribó en su informe policial no pueden ser concluyentes. Son aseveraciones muy respetables de él, pero no tienen ningún fundamento técnico, no hay ningún dictamen criminalístico, ni ninguna prueba en este expediente que acredite las conclusiones”.
Otro tema. El agente del OIJ también confirmó que ni Bender ni su esposa tenían rastros de pólvora en sus manos. “No se encontró pólvora en las manos del señor. Es imposible que no queden residuos, si él fue el que supuestamente disparó, siempre quedan (...). La prueba de pólvora en ella salió negativa también. Es imposible que ella no tuviera rastros de pólvora, siempre van a quedar residuos. La única forma de evitar que queden residuos es ponerse guantes o lavarse las manos con agua y jabón”, dijo.