San José (Redacción). El capitán Paul Watson, fundador del Sea Sheperd, ofrece una recompensa de $30.000 a quien ofrezca información sobre el homicidio del conservacionista Jairo Mora Sandoval.
El defensor de las tortugas, de 26 años, fue asesinado el 31 de mayo en playa Moín, al norte de la ciudad de Limón, tras ser asfixiado por varios sujetos en la arena luego de recibir un fuerte golpe en la nuca con una piedra o un palo.
Watson realizó el anuncio de la recompensa luego de tres meses de haber estado “desconectado”, dijo. Ayer, ante una consulta de La Nación, sostuvo que ofrece el dinero a quien proporcione “información que conduzca al arresto y condena de la persona o personas responsables por el asesinato de Jairo Mora Sandoval”. Sea Sheperd sostiene que la persona que brinde información no debe revelar su identidad públicamente.
El ambientalista permanece en el mar y se dirigirá nuevamente hacia el Océano Austral en noviembre para continuar con sus operativos en contra de las balleneras japonesas.
Paul Watson es buscado por las autoridades costarricenses para que enfrente un juicio por haber atacado el 21 de abril del 2002, a bordo del Ocean Warrior, a la lancha Varadero I en aguas guatemaltecas, del Océano Pacífico, porque sus ocho tripulantes supuestamente aleteaban tiburones.
Diez años después, el 13 de mayo del 2012, el capitán cayó preso en el aeropuerto de Fráncfort, pero fue liberado tras pagar una fianza, y desde entonces se escapó, y se ha refugiado en el océano.
Watson señaló que por “su cabeza”, los cazadores furtivos de tiburones han ofrecido $25.000. “Las autoridades costarricenses me dijeron el año pasado que yo no debía estar preocupado por esa recompensa. El asesinato de Jairo Mora Sandoval es prueba suficiente de que mi vida estaría en gran peligro si llegara a ser extraditado a Costa Rica”, aseveró.
“Los cazadores furtivos de tiburones y de tortugas siguen su propia ley en Costa Rica y el Gobierno no hace nada porque hay una demanda tanto de las aletas de tiburón y huevos de tortuga en China, y Costa Rica hace lo que China y Japón les dicen que haga. Además, los señores de la droga están ofreciendo armas y drogas a los cazadores furtivos, dándoles instrucciones para mantener los conservacionistas lejos de las playas. De esta manera no se ven obstaculizados los narcotraficantes”, dijo Watson.
El capitán añadió: “Los cárteles de la droga son cada vez más influyentes en Costa Rica y usan cada vez más a los pescadores (para traerles combustible barato y el contrabando de drogas en los cuerpos de tiburón) y a los cazadores furtivos (en sustitución de los huevos de tortuga por las drogas) para ayudar a sus actividades ilegales”.
“Las autoridades fueron muy rápidas en responder a Japón y emitir una orden de arresto para la protección de los tiburones por un incidente del 2002; sin embargo, cuando se trata del horrible asesinato de un conservacionista compasivo, el Gobierno no hace nada”, lamentó Watson.