Muy pocos son los rechazados en la prueba sicológica practicada a los aspirantes a obtener un permiso para usar armas.
Según Sergio Rechnitzer Mora, miembro de la Comisión de examen de idoneidad mental para portar armas del Colegio de Sicólogos, esta organización no dispone de la cifra exacta, aunque añadió: “Sí sé que hay rechazados, pero no es la mayoría”.
“El colegio está comprometido en mejorar el sistema de control porque es necesario que los colegas sepan si otro sicólogo estimó que cierta persona no es apta para tener armas”, detalló.
Rechnitzer agregó que ahora es factible que, mientras un profesional rechace a un aspirante, otro sicólogo considere lo contrario y le otorgue el visto bueno.
La evaluación de idoneidad mental es uno de los cuatro requisitos que se impusieron a las personas que pretendan un permiso para portar armas.
Tal exigencia está en el artículo 41 de la Ley de armas y explosivos (número 7.530), de 1995.
Los otros requisitos que deben cumplir son: ser mayor de 18 años, no contar con impedimento para usar un arma dictado por un juez de la República, o estar cumpliendo una pena en una cárcel.
Objetivo. Sergio Rechnitzer explicó que las pruebas sicológicas tienen como propósito identificar los factores de riesgo.
Las pruebas realizan un análisis de la personalidad, evalúan el rendimiento intelectual, y consideran aspectos sociolaborales y cómo se maneja alguien en la parte afectiva.
La finalidad del sicólogo es diagnosticar que cierta persona no cometerá actos inadecuados o violentos, expresó Rechnitzer.
De acuerdo con el sicólogo, la prueba puede tener una duración de cinco horas.
Rechnitzer detalló que los exámenes practicados de manera individual valen ¢22.000.
En caso de aplicarse en grupo, cuestan ¢11.000 por persona.