Varios sicarios asesinaron de seis balazos a Édgar Martín Saravia García, exoficial del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), en una calle solitaria de la comunidad de Guadalupe de Santa Bárbara, provincia de Heredia.
El homicidio se cometió entre las 7 p. m. y las 7:45 p. m. del martes, bajo un torrencial aguacero, en un sector sin iluminación, junto a un cafetal y a pocos metros de una quebrada.
Según las autoridades, las malas condiciones climáticas impidieron a los moradores de la casa más cercana, situada a 800 metros, escuchar los balazos.
Además, la lluvia borró rápidamente huellas y cualquier otra evidencia que pudiera permitir a las autoridades encausar sus investigaciones. “Es un caso complejo, muy difícil”, reconoció un agente judicial.
Saravia, de 44 años, recibió cuatro balazos en el pecho, uno en un costado y el sexto en la base del cráneo, este último a quemarropa.
“El disparo detrás de la cabeza es la firma de los sicarios o asesinos a sueldo. Lo hacen para garantizarse la muerte de su víctima”, comentó ayer un vocero policial.
Marvin López, el vecino más cercano a la escena del crimen, aseguró no haber escuchado nada extraño, “muchos menos disparos”.
“Esa calle es muy solitaria. Hace unos años también mataron a un hombre y después a una mujer”, recordó López.
Las otras viviendas se hallan a más de un kilómetro del sitio y ninguno de sus moradores escuchó ni vio nada que permita al OIJ dar con los asesinos, según dijeron.
Por la forma de actuar, las autoridades sospechan que se trata de “asesinos ligados con una banda muy bien organizada”.
Hombre con antecedentes. Saravia había sido investigado en varias oportunidades por su presunta relación con bandas dedicadas al robo de vehículos, así como con asaltos, entre otros delitos.
De acuerdo con informes oficiales, trabajó como agente del OIJ entre 1983 y 1988, cuando lo destituyeron por una investigación administrativa relacionada con supuesto trasiego de armas.
Trabajó en Inspecciones Oculares, en la sección de Robos, así como en las delegaciones del OIJ en Pérez Zeledón, Ciudad Neily y Nicoya, Guanacaste.
En 1993, la Policía Judicial lo detuvo durante una investigación en torno a una organización de ladrones de autos.
Dos años después, lo aprehendieron por esa misma causa.
En noviembre del 2000 lo capturaron por un asalto cometido por pistoleros contra una agencia bancaria en Pavas, San José.
Por esos hechos, el Tribunal de Juicio de San José absolvió a Saravia en marzo.
Las autoridades sostienen que el exoficial del OIJ mantenía vínculos con “miembros de alguna banda muy peligrosa”, con quienes se enemistó por razones aún desconocidas.
“Tenemos claro que no lo mataron para robarle. Todo parece indicar que es un ajuste de cuentas o una venganza muy bien planificada”, afirmó un policía.