El movimiento de magma o la activación de dos fallas sísmicas están causando pequeños temblores que a su vez ocasionan la emanación de gases en el volcán Tu-rrialba.
Esa es la hipótesis inicial que manejan sismólogos y vulcanólogos de la Red Sismológica Nacional (RSN) y del Observatorio Vulcanológico Nacional de Costa Rica (Ovsicori), sobre las razones del incremento en la actividad del volcán detectada desde el 31 de marzo pasado.
Los especialistas esperan tener definida, en el transcurso de esta semana, la fuente correcta de las perturbaciones.
Tanto Raúl Mora como Mario Fernández, de la RSN, estimaron que todavía no hay signos inmediatos para prever una erupción en el muy corto plazo.
Un criterio similar expresó Rodolfo van der Laat, del Ovsicori, durante una reunión el jueves anterior en Turrialba, donde además advirtió que el volcán debe seguir bajo estricta vigilancia.
Activo. El volcán Turrialba tiene una altura de 3.340 metros sobre el nivel del mar y se localiza 24 kilómetros al noroeste de la ciudad de Turrialba, Cartago.
Es considerado un volcán activo cuya única época eruptiva histórica ocurrió entre setiembre de 1864 y marzo de 1866.
Posteriormente a esa fecha solo se reportaron manifestaciones fumarólicas en los cráteres central y suroeste o principal.
Debido a las dificultades para llegar hasta el macizo, solo desde hace 15 años es sometido a un proceso de seguimiento por parte de los investigadores.
Durante este lapso solo se reportó que la actividad fumarólica se intensificó en el año 2003, pero las emanaciones solo alcanzaban una altura de dos o tres metros.
Empero, en marzo pasado, las columnas o “plumas de gas en forma de chorro” llegaron a superar los 100 metros de altura.
Salen libremente de varias fracturas o grietas abiertas en el cráter suroeste. Son gases azufrados, dióxido de carbono y vapor de agua que hasta ahora es de color blanco.
Esas emanaciones, al ser arrastradas por el viento, quemaron parte de la vegetación cercana al cráter, y algunos residuos cayeron sobre plantaciones de papa en el sector conocido como Camino a La Silvia (unos cuatro a cinco kilómetros del cráter suroeste).
En Semana Santa especialistas de la RSN tomaron una muestra del gas; luego se mandó a Italia para determinar si hay cambios en los componentes químicos.
Incertidumbre. Los especialistas se mantienen en la incertidumbre debido a tres factores: la falta de antecedentes históricos; la temperatura del volcán (oscila entre 85 a 90 grados centígrados), que se mantiene estable, y la falta de nuevas fracturas en el cono.
“Un volcán no hace erupción por un solo síntoma, sino que es una conjugación de factores”, dijo el geólogo Raúl Mora Amador.
Precisó que, entre otras cosas, debería ocurrir un aumento de la temperatura, subir la cantidad de temblores y producirse una fractura mayor en la corteza.
Empero, señaló, hasta ahora las manifestaciones son la emisión de gas y un aumento en la actividad microsísmica (se registra un promedio de 25 diarios). Ninguno de ellos alcanza una magnitud superior a uno en la escala Richter.
Los especialistas tienen dudas sobre el origen de los sismos pues creen que algunos provienen de las fallas Elia (que atraviesa el norte) y Ariete (que pasa al sur) del volcán.
Recordaron que en 1982 vecinos de Santa Cruz de Turrialba reportaron un enjambre sísmico que atribuyeron al volcán. Sin embargo, un estudio de Mario Fernández determinó que esas sacudidas las causaron las fallas Elia y Ariete.
Otro aspecto interesante es que detectaron la presencia de tremores (vibraciones muy prolongadas del aparato volcánico que duran desde un minuto hasta horas).
El tremor significa que un material interno del volcán se está moviendo.
Danubio Morales, coordinador de la Comisión Municipal de Emergencia de Turrialba, dijo que es importante toda información que se suministre sobre el volcán.
“Ahora requerimos que los pobladores reporten cualquier cambio, desde que sintieron un sismo hasta una variación en el color de los gases”, concluyó Morales.