A Corrales le cambió la vida el pasado viernes 9 de octubre. Su jornada regular como taxista está paralizada desde ese día, cuando fue parte de la balacera más grave de este año protagonizada por grupos ligados al sicariato.
En aquella fatídica mañana murió acribillado el pasajero que Corrales llevaba en el asiento de atrás, a quien debía trasladar de San Francisco a Tibás.
Desde entonces Corrales está incapacitado. Fue operado dos veces y está a la espera de la tercera cirugía en el Hospital Calderón Guardia. El recibió los balazos en el hombro y el brazo derechos.
Dentro de cuatro meses le operan la muñeca porque la movilidad le quedó al 50% y no tiene fuerza en ella.
En conversación con La Nación, el conductor sostuvo que en sus 15 años como taxista lo habían asaltado tres veces, pero lo vivido esa vez lo marcó para siempre. Incluso a veces llora con su esposa al recordar lo vivido, contó.
Es la primera Navidad que pasa incapacitado, pero da gracias a Dios por estar vivo. "La Navidad para mí cambió mucho, pero doy gracias a Dios y a la gente que llegó a ayudarme", indicó.
Su vehículo marca Hyundai Accent quedó con el motor destrozado por las balas de fusil de asalto AK-47, lo mismo que la carrocería y los parabrisas. El carro es de su propiedad, pero la concesión es de otra persona.
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Ya pudo reparar el carro, pero todavía no puede manejar. En su hombro derecho le pusieron una platina y actualmente usa un cabestrillo. Todavía no tiene la movilidad necesaria en la muñeca para volver a conducir, lo cual espera poder hacer pronto ya que ser taxista es su pasión y espera volver a las calles cuanto antes, pese a las experiencias vividas.
Tan rápido como el primer disparo luego de que los pistoleros se bajaron de una camioneta que se le atravesó a las 8:36 a. m. de aquel viernes, Corrales activó la palanca que echa para atrás el respaldo del asiento y de inmediato se zambulló debajo del volante, lo cual le salvó la vida.
A su lado iba la esposa del pasajero fallecido (Dennis Patricio Omier Taylor), una mujer de apellido Sawers, que también sobrevivió de milagro.
El taxista dice que en el Instituto Nacional de Seguros (INS) no le han brindado ayuda porque le dicen que sus heridas ocurrieron por vandalismo y no por un accidente de tránsito. Tampoco lo cubre el seguro obligatorio del vehículo, pues no se presentó en los 10 días hábiles después del suceso. Afirma que no lo hizo porque estuvo hospitalizado 10 días y aunque ha llevado su epicrisis, no ha tenido éxito.
"Primero que nada, fue la mano de Dios que estuvo conmigo y, como le digo, bajé el respaldar y me agaché lo más que pude y puse el brazo tapándome la cara y ahí fue cuando me dió el balazo, y en el hombro", recordó.
Ese día a las 9 p. m. lo operaron por primera vez luego de que le hicieron exámenes. En todo momento Corrales estuvo conciente. "Sentía que si cerraba los ojos me moría. Solo sentía el dolor en el brazo, pero no sabía si me habían dado en otro lado", acotó.
Los clientes ese día le pidieron un servicio a Tibás tras abordar el taxi en el sector de La Cabaña, San Francisco de Dos Ríos.
Los compañeros de Coopeguaria fueron los primeros en auxiliarlo.
Corrales comenzó a trabajar desde los ocho años, ya que ayudaba a sostener a la familia que dependía solo de su madre y eran ocho hermanos de los cuales dos fallecieron, él es uno de los menores.
Estudió hasta tercer año de secundaria y luego se dedicó al taxi, al que espera volver porque dice que es el trabajo que más le gusta.
Es casado y el padre de tres hijos de 23, 22 y 17 años, dos hombres y una mujer.