“Yo nada más me agarré la cabeza, que estaba llena de sangre y luego no me acuerdo de nada”.
Las palabras son del motociclista Luis Fernando López Dávila, de 19 años, quien el miércoles pasado se encontraba en el Hospital del Trauma, en La Uruca, San José, donde le habían realizado una sutura en la cabeza. Él también esperaba por una operación de la clavícula derecha fracturada.
López es misceláneo, vecino de Caldera de Puntarenas, y es parte de la creciente lista de afectados por accidentes en moto que atiende cada año el centro médico del Instituto Nacional de Seguros (INS).
Solo en el primer trimestre de este año, acudieron 4.946 motoristas lesionados a ese hospital; 738 más que en el mismo periodo del 2015.
El INS gastó más de ¢5.508 millones en tratamientos y hospitalización de esos heridos, es decir, más de ¢1 millón por cada uno.
Las principales lesiones atendidas son en extremidades y en la cabeza.
Además, hasta el pasado 13 de mayo, la cifra de muertos en motocicleta llegaba a 81, mientras que en el mismo lapso del año pasado eran 52.
Temerarios. Para el director de la Policía de Tránsito, Mario Calderón, el irrespeto a la señales y otras imprudencias son la causa del incremento en el número de motociclistas fallecidos y lesionados en carretera.
Viajar sin casco, exceder los límites de velocidad, conducir sin licencia, zigzaguear entre automóviles y hasta hablar por celular mientras conducen, son algunas de las acciones por las que diariamente los tráficos sancionan a estos choferes.
“Cualquier vehículo a más de 60 kilómetros por hora requiere destreza para poder frenarlo. En lo que va de este año, se triplicaron las muertes por choques contra objeto fijo, lo que refleja impericia”, detalló Calderón.
El funcionario consideró que otro factor que induce a correr en las vías son las promociones de almacenes que ofrecen vender motos con pagos de ¢1.1 00 diarios y con mensajes como “No se quede en las presas”.
“No es tan cierto que siempre se llega más rápido; puede ser que nunca llegue”, expresó.
Otras causas. Rodrigo Montero, instructor de manejo de motos desde hace siete años, sostuvo que el aumento de percances no es una casualidad.
“Tenemos una sobreoferta tremenda por parte de los comerciantes de motos y lo mismo en opciones de financiamiento, en las que califica casi cualquier persona con orden patronal y poca capacidad de pago”, explicó.
Añadió que, en el país, por cultura, la gente no se ha tomado en serio la conducción de moto. “Las opciones formales de aprendizaje profundo y técnico son escasas y muchos no las conocen o creen que no las necesitan”, indicó.
Juan Manuel Madriz, presidente de la Asociación Costarricense de Motociclismo Recreativo (Acomore), expresó que, por sentido común, se usan equipos diseñados para protección.
“Pero, por más protegido que se ande, si se anda haciendo loco, no hay forma de no sufrir heridas. Si se maneja con tranquilidad, y se respetan las señales de tránsito, bajan las posibilidades de accidentarse”, manifestó.
Madriz clamó por bajar impuestos a chalecos, botas, guantes, coderas, rodilleras y demás equipo de protección para los motociclistas, con el fin de hacerlos más accesibles.
Tres frentes. El director de Tránsito consideró que la siniestralidad en moto debe contrarrestarse desde tres frentes. El primero es el conductor. “Muchos dicen que aprendieron a manejar en una tarde o en horas; eso es irresponsable”, afirmó el jerarca.Otros viajan con luces apagadas, en motos que están en pésimo estado y sin licencia, añadió.
El otro frente tiene que ver con la legislación, pues Calderón consideró que debe exigirse no solo usar un elemento reflectivo, sino chalecos y equipo protector.
Al respecto, abogó porque se elimine la facultad que brinda la ley a los choferes con licencia de automóviles de manejar motos en calles secundarias.
El tercer flanco, según dijo, tiene que ver con reforzar los operativos. Detalló que en retenes recientes se decomisaron 815 motos en la región Huetar Norte, 46 en Upala y 30 en Desamparados.
No obstante, insistió en la urgencia de más presupuesto para cubrir el déficit de 1.100 oficiales que tiene el Tránsito.
Duras experiencias. Dos afectados por accidentes en motos narraron las duras experiencias que les ha tocado vivir. Uno de ellos es Ismael Peña Obando, de 54 años, cuya vida dio un violento giro luego de perder la pierna izquierda en un accidente en motocicleta en el 2014, en San Carlos.
También, Alexánder Torrez Báez, de 39 años y padre tres hijos, afronta un proceso difícil luego de un percance en abril. Ya fue operado de la tibia y el peroné. Ahora asegura que no quiere volver a tocar una motocicleta.