Playas del Coco. El asesinato de un muchacho en Playas del Coco puso en evidencia los temores que tienen los vecinos por la inseguridad que, según dicen, existe desde hace meses aquí.
La víctima fue Alejo Leiva Lachner, de 21 años, quien la madrugada del sábado fue atacado por una turba de al menos 20 hombres en las afueras de un bar del lugar. Recibió una estocada en el pecho.
En un recorrido de La Nación por esta zona turística, los lugareños, cuyas identidades se protegen por su miedo a represalias, contaron que varios grupos criminales organizados se adueñaron de Playas del Coco desde tiempo atrás. Según los relatos, algunos taxistas piratas pertenecen a esas bandas.
Pero, pese a que aseguran conocer las actividades ilícitas que realizan, prefieren no denunciar ante las autoridades policiales, ya que temen que la información se filtre. Ese mismo miedo los frena a testificar en el caso de Alejo Leiva.
Juan José Andrade, director de la Fuerza Pública, negó que existan grupos criminales identificados. Agregó que hay gente que comete delitos relacionados con las drogas, pero eso “no implica que haya organizaciones estructuradas”.
Por lo anterior, reprochó la conducta de los vecinos. “Hemos insistido en que denuncien lo que saben, si es que saben algo. Si no tenemos información, no hay policía ni investigador ni juez que pueda trabajar”.
Aseguró que en los últimos meses han aumentado la presencia policial en el lugar, pero, “por cuestiones de seguridad”, prefirió no detallar cuántos oficiales trabajan ahí.
“El hecho de que estemos en Playas del Coco incidió en que también bajara la delincuencia”, insistió Andrade.
‘Inseguridad’. Los lugareños expusieron que “pocas veces” se observan patrullas y que en la delegación hay, como máximo, tres policías por turno.
Lo que más preocupa a los locales es que en Playas del Coco “siempre hay peleas entre las bandas y eso la convierte en tierra de nadie”.
“Lo que pasa es que nadie sabe nada porque no hay muertos, solo heridos. Todos nos quedamos callados, porque sabemos que, si hablamos, las cosas se ponen peor. Aquí hay peligro”, lamentó uno de los lugareños.
Pese a ello, los vecinos señalan que la respuesta policial es “mínima” y, a criterio de ellos, eso quedó demostrado con el crimen de Alejo Leiva.
En conferencia de prensa ayer en la mañana, en San José, Andrade explicó que esa noche solo había dos unidades policiales: una atendía un caso de violencia doméstica, y otra, un asalto.
Detalló que cuando ingresó la alerta de riña, unos oficiales dejaron de atender el asalto y fueron hasta el bar. Sin embargo, cuando los policías llegaron, Leiva ya había sido atacado.
Empero, horas más tarde, Andrade aclaró que sí había más patrullas circulando, pero que esos dos vehículos eran los que estaban más cerca del local.
“No tenemos descubierta esa zona. Yo, personalmente, voy y hacemos planes de operaciones, así que me extraña la conducta de los vecinos”, dijo el jefe policial.
Fenómeno. El ministro de Seguridad, Gustavo Mata, consideró que la sociedad está “enferma” y que reacciona con más violencia ante situaciones menores.
“¿La sociedad está enferma? Claro que está enferma. Pero es hora de que hagamos algo. La gente no habla si no es que le tocan a un familiar”, reaccionó molesto el ministro.
Wálter Espinoza, director del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), explicó en San José que este tipo de casos ocurren como parte de una “especie de cultura de violencia” que hay en el país y en la región centroamericana. Esta provoca, según el jerarca, que los conflictos entre las personas se resuelvan de una manera “más peligrosa”.
“Actualmente, hay más agresividad en las calles, hay más facilidad de conseguir un arma, hay más violencia intrafamiliar y más acceso a situaciones violentas. Esto es un fenómeno social que es difícil de prever; este simplemente sucede”, puntualizó. Colaboró Gustavo Fallas