El Ministerio Público informó de que solicitará seis meses de prisión preventiva en contra del drogadicto que, en apariencia, degolló y mutiló a un niño de ocho años.
Se presume que el imputado, de apellido Campos Mendoza, de 23 años, asesinó al menor la tarde del sábado en su casa, en la calle El Edén de Guácimo, Limón. Después, llevó el cuerpo hasta el río Jiménez y lo dejó ahí. Un vecino halló sus restos a las 10:40 p. m. de ese mismo día.
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Según la Fiscalía Adjunta de Pococí, durante esta tarde se realizará la audiencia en el Juzgado Penal de la zona, donde pedirán la medida cautelar.
"Campos fue indagado ayer en la tarde y está a la espera de la audiencia. Se confirmó que el imputado no cuenta con arraigo domiciliar, familiar, ni laboral", detalló el Ministerio Público en un comunicado de prensa.
Crimen en cuarto. Por su parte, el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) comunicó en conferencia de prensa que, pese a que los vecinos quemaron la casa de Campos, esto no interfiere en la investigación, debido a que el domingo realizaron las pesquisas para hallar toda la evidencia.
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Según Wálter Espinoza, director de la Policía Judicial, se presume que el asesinato ocurrió propiamente en uno de los dormitorios de la vivienda. "En esa zona fue donde más encontramos sangre y eso nos hace tener esa hipótesis, pero aún hay que seguir con la investigación".
Además, en ese mismo aposento hallaron un cuchillo, el cual podría ser el arma homicida. "Es un arma blanca pequeña. Según los estudios que hemos hecho, fue limpiada para aparentemente desvincularla del hecho".
Espinoza confirmó que Campos tiene pasadas por robos y hurtos. Además, agregó, también tiene una causa abierta en la Fiscalía por un delito sexual en contra de un menor.
Se consultó al Ministerio Público por esta denuncia, pero aún no ha respondido al correo electrónico.
Por confianza. La tarde del sábado anterior, el menor, de apellido Martínez, le pidió permiso a su papá para ir a jugar a la casa de un vecino.
Empero, en apariencia, el niño cambió de rumbo y se fue a la vivienda del sospechoso, que está ubicada a unos 100 metros de la suya. Se presume que Campos usó unos gatos para ganarse su confianza y amistad.
Conforme pasaron las horas y Martínez no regresaba, sus padres comenzaron a preocuparse. Salieron a buscarlo a la vivienda de su amigo y se enteraron de que ahí nunca estuvo.
A eso de las 6 p. m., un lugareño les indica que vio entrar al pequeño a la casa del sospechoso. El padre fue hasta ahí y, al ingresar, observó sangre en una cama y en la pared. También había rastros en una escalera trasera que colinda con el río Jiménez.
Tanto vecinos, como paramédicos y policías buscaron entre matorrales y casas al menor, pero no fue hasta las 10:40 p. m. que encontraron su cuerpo flotando en esas aguas.
Después, las fuerzas se concentraron en dar con el paradero del sospechoso, a quien detuvieron la madrugada del domingo cerca de la zona.
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