Un funcionario de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) fue quien dio la voz de alerta este martes, cuando le extrañó que no le abrieran la puerta de una vivienda en Matapalo de Santa Cruz, en Guanacaste. Desde fuera, vio que había zopilotes cerca de la casa y se escuchaba el llanto de un bebé.
Todos esos elementos obligaron a Cristian Mora a llamar al 9-1-1 poco antes de las 9 a. m. Minutos después, los policías confirmaron la masacre: dos adultos y tres menores de edad muertos a machetazos. Solo una niña de cuatro años y la bebé de 7 meses sobrevivieron al ataque.
"A eso de las 8:40 a. m. llamé a la familia, la casa estaba en silencio y me pareció extraño porque además vi unos zopilotes cerca del sitio. Observé a un señor dándoles agua a las vacas y le pregunté que si era normal el ambiente de calma y me dijo que no, que los niños acostumbraban jugar en el patio. Cuando nos acercamos, oímos a una bebé llorando, por lo que mejor llamamos al 9-1-1", detalló Mora a La Nación.
Mora hace visitas periódicas a las casas de la comunidad para verificar el estado de las vacunas de los niños y hacerles un chequeo rápido de salud. Como parte de ese protocolo, visitó esta mañana la vivienda de la familia asesinada.
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Gracias a la alerta del funcionario, oficiales de la Fuerza Pública y un maestro de la escuela de la localidad llegaron al sitio, ingresaron a la casa y encontraron los cuerpos.
"Había también dos niñas con vida, una de 4 años y otra de 7 meses, a ellas les dieron atención médica y luego las trasladaron al Hospital de Nicoya", agregó Mora.
Para Didier Cisneros, el maestro de uno de los menores fallecidos, esta tragedia enluta a todo el pueblo de Matapalo, pues en el tiempo de trabajar en la comunidad, nunca había pasado algo tan triste.
El educador le daba lecciones a uno de los niños fallecidos, el de ocho años, quien cursaba segundo grado. Según indicó, todos los menores eran muy aplicados. "En mi caso, mi estudiante era un niño muy educado, humilde, sencillo, y sobresalía en la clase pues era participativo".
"Nos extrañó esta situación porque ninguno de los tres menores manifestó nunca algún problema de violencia. Su padre era el único que llegaba a preguntar por el rendimiento de sus hijos, y a su mamá nunca la conocí”, explicó el maestro.
Keilyn Moreno, una vecina de la comunidad, también reaccionó al enterarse de las muertes."Se veía que el papá era muy responsable y amaba a sus hijos porque él era quien andaba para arriba y para abajo con ellos. La mamá los había dejado con el papá, y ella tenía como 5 meses de haber regresado a la casa del señor, en apariencia, la mujer vivía en la parte de atrás en una bodega con el otro hombre, quien es el sospechoso”, agregó.