Las autoridades atribuyeron el doble asesinato perpetrado la noche del sábado en Calle Fallas de Desamparados, San José, a una posible disputa por drogas.
Con esos dos homicidios, que se registraron a las 8:20 p. m. frente al bar Toño’s, 300 metros al este de la Clínica Marcial Fallas, ya son cuatro los ocurridos en Calle Fallas en solo cuatro días.
El martes anterior, dos hermanos, un hombre y una mujer de apellidos Guzmán Arce, de 32 y 29 años, fueron asesinados a balazos cuando caminaban frente a las instalaciones del Colegio de Contadores Privados.
El Organismo de Investigación Judicial (OIJ) informó de que los asesinatos del martes fueron perpetrados por dos individuos, quienes viajaban en una motocicleta de colores rojo y blanco.
Los hermanos Guzmán tenían antecedentes por narcotráfico. Ella, por introducción drogas a un centro penal, y el hombre por venta de estupefacientes.
Las víctimas del sábado se apellidan Calderón Quirós, de 50 años, y Martínez Zapata, de 48 años.
El OIJ informó de que Calderón, quien trabajaba como guarda en el bar, recibió tres balazos, uno en la espalda, otro en la cara y uno más en una axila.
Mientras tanto, Martínez, cliente del local, sufrió un impacto en el pecho y otro en la espalda.
Ambos individuos fueron declarados fallecidos en el lugar del ataque por la Cruz Roja.
Hecho. Francisco Cordero, subjefe de la Fuerza Pública de San José, informó de que los sospechosos de los homicidios viajaban en un vehículo blanco.
En tanto, la Policía Judicial confirmó que los malhechores llegaron en carro al citado bar, llamaron al vigilante y a muy corta distancia le dispararon en varias ocasiones.
Además, el OIJ, indicó en el reporte que durante la balacera resultó herido el cliente, quien, al parecer, tenía escasos minutos de haber ingresado al local.
Tras el ataque, los sujetos huyeron y la Policía no tenía ayer información certera sobre el paradero de los delincuentes.
“Este hecho podría estar vinculado con una disputa por droga en ese territorio”, agregó Cordero.
Por su parte, los familiares del vigilante comentaron que Calderón tenía escasos cinco meses de trabajar en el local.
“Él siempre se iba por ahí de las 4 o 5 p. m. a trabajar. Ese era el único trabajo que tenía, era lo que a él le gustaba hacer”, dijo una hermana de la víctima.
Además, contó que un sobrino llegó hasta la casa a darles la noticia sobre el ataque a su hermano. El vigilante vivía con su madre.