Oficiales de la Fuerza Pública y de la Policía de Fronteras tardaron ayer tres horas en extraer de la montaña los cuerpos de las cinco personas asesinadas a escopetazos.
En un primer momento trataron de sacar un cadáver en el lomo de un caballo; sin embargo, se corría el riesgo de que el animal se desbocara, con lo cual se perdería evidencia.
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Minutos después, con el segundo cuerpo, los agentes del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) emplearon los dos cuadraciclos de la Fuerza Pública que llegaron hasta el lugar. Luego de unos 15 minutos de haber salido de la humilde vivienda de las víctimas, observaron que solo tenían espacio para dos cuerpos, por lo que los otros tres fueron sacados en hombros por los oficiales.
A partir de ese momento, los policías encontraron condiciones extremas imperantes y un terreno muy irregular.
Con lo primero que se toparon los oficiales de la Fuerza Pública y de Fronteras fue con una quebrada, la cual dejaron tras caminar por 40 minutos.
Seguido y, con el inconveniente del peso de los cadáveres, avanzaron hasta una pendiente, la cual esquivaron gracias a un esfuerzo enorme.
Los tres cuerpos fueron acompañados por al menos 8 oficiales, quienes avanzaban en ocasiones muy despacio, ya que el agua y el barro les complicaban cada paso, pese a que llevaban botas de hule y otros implementos de montaña.
La mística y valentía con la que actuaron los oficiales reinó por las tres horas, durante las cuales vivieron momentos de intenso sol, lluvia y bochorno, según lo confirmó un equipo de La Nación , que los acompañó durante todo el recorrido.
Una vez que los policías sobrepasaron terrenos resbaladizos y agrestes, llegaron finalmente hasta un punto donde las autoridades dejaron estacionados los vehículos de doble tracción. Posteriormente, trasladaron los cuerpos embalados hasta la sede del OIJ de Liberia.
En este punto, el cansancio era más que evidente en los oficiales, quienes culminaron con éxito la incursión que había iniciado desde horas antes.
La zona donde ocurrió la masacre se sitúa a un kilómetro de la línea limítrofe con Nicaragua y no existen otras casas cerca, por lo que no hubo testigos.
A un lado de la vivienda, empotrada en una loma, las autoridades hallaron varios caballos, propiedad de los fallecidos, los cuales estaban sueltos en los pastizales de la finca. Al cierre de edición se desconocían los motivos que mediaron en el crimen múltiple. No se descarta que en las próximas horas, los cuerpos sean remitidos al Complejo de Ciencias Forenses para iniciar las autopsias.