El martes pasado, apenas cinco horas después de que sepultó a su hija, su madre, Elizabeth Villafuerte Segura, confirmó que el pistolero que la mató de tres balazos solo le sustrajo la gabacha, un delantal, una sombrilla y un gafete, los cuales cargaba en un pequeño bolso con agarraderas.
El domingo 26 de noviembre, a las 5:30 a. m. Elizabeth Jiménez Villafuerte, de 29 años, abandonó su casa en barrio Pocosol de Juan Pablo Segundo de Alajuelita, para recorrer los 400 metros que la separaban de la parada de buses, donde solía tomar una de las seis rutas que por allí pasan. Días atrás le había dicho a su familia que sentía temor de ser asaltada un domingo, mientras hacía ese trayecto.
En el momento en que le faltaban pocos metros para llegar al final de una cuesta, fue sorprendida por un pistolero, con quien habría forcejeado, y quien luego le disparó en tres ocasiones desde corta distancia.
Dos de los disparos impactaron a Jiménez en el rostro, mientras que un tercero en el pecho, por lo que falleció de manera instantánea, pese al esfuerzo de los cruzrojistas.
Jiménez, quien era madre de dos hijos de 11 y 7 años, se dirigía hacia el supermercado Walmart de Plaza América, donde laboraba en el área de comidas desde hacía seis meses.
“Ella entraba esta semana a las 6 a. m., por lo que se despidió como de costumbre, con un beso. Recuerdo que me dijo: Mami voy a dejar el teléfono, ya que siento como un presentimiento.
"Decía que sentía el temor de ser asaltada un domingo, ya que por allí casi no pasan carros y la gente empieza su día más tarde que entre semana. Lo hacía ya que cortaba camino. Como no era día de pago andaba poco dinero. De cariño le decía Eli o Gordis", relató Villafuerte.
Casi una hora después, el esposo de la muchacha y padre de sus dos hijos, Freddy Rodríguez Villalta, llamó a su suegra por teléfono para anunciarle la tragedia, luego de que confirmó que se trataba de Elizabeth.
Tres tatuajes, uno con el nombre de sus hijos (Valentina y Freddy), una rosa en la mano izquierda y un atrapasueños en una pierna, revelaron que se trataba de Jiménez.
Rodríguez recién llegaba de trabajar como oficial de seguridad privada en Santa Ana, cuando fue alertado por un vecino de que habían asaltado a Jiménez, por lo que caminó tembloroso hasta el sitio; solo llevaba su cédula de identidad.
"Mi hija no era de bailar, solo gustaba salir con los compañeros y compañeras de trabajo. No tenía problemas con ninguna persona. Era la mayor de tres hermanos. Para el próximo 24 de diciembre sus planes era compartir una cena en familia. Tenemos planeado rezarle los nueve días acá en la casa", añadió su madre en la sala de su vivienda.
Las honras fúnebres de Elizabeth se realizaron el martes a las 11 a. m. en la iglesia central de Alajuelita, la cual lució llena de familiares y amigos. Luego fue sepultada en el cementerio local.
Para ese día, la vistieron con ropa cómoda blanca y una licra, ya que en vida nunca le gustó usar vestidos y tacones, porque no sentía cómoda.
Los allegados de la víctima manifestaron que quienes no pudieron asistir al sepelio fueron los dos hermanos de Jiménez, quienes permanecen recluidos en la cárcel La Reforma. Indicaron que pese a que solicitaron el permiso vía fax, el documento fue recibido muy tarde.
Aniversario cercano.
Freddy Rodríguez recordó que el próximo 27 de diciembre hubieran cumplido 15 años de conocerse. La primera ocasión fue en el barrio Los Guido de Desamparados, por lo que años después se casaron. En la actualidad mantenían un distanciamiento, pese a que habitaban a dos casas de distancia.
Añadió que ante la ausencia de Jiménez, ahora su única prioridad son sus hijos, a los cuales deberá sacar adelante para honrar la memoria de Elizabeth.
"A nuestros hijos siempre los hemos sacado adelante. Ellos son todo lo que tengo. De momento están en casas de familiares para que se despejen de toda esta situación tan dolorosa. Son mi prioridad ahora", dijo Rodríguez.
Recordó que se había divorciado "en el papel" de Elizabeth, para que ella pudiera entrar a un plan social de vivienda en el cantón. Ese era un proyecto que ambos habían ideado con la intención de optar por una casa propia y asegurar algún patrimonio familiar.
"La idea del proyecto de vivienda Shikaba en Alajuelita quedó a medias con su muerte. Nos habíamos divorciado para que ella pudiera aplicar. Tenemos 14 años de vivir acá, pero no contamos con las escrituras. Otras 16 familias tienen el mismo problema. El alcalde anterior no se preocupó por agilizar los documentos", explicó Rodríguez.
"La última vez que hablé por WhatsApp con Elizabeth fue a eso de la 1 a. m. del domingo. La mamá siempre salía a toparla a la hora que fuera. Como familia nos quedó pendiente en diciembre realizar un paseo al parque acuático de Orotina junto a un sobrino. Con ellos éramos cien por ciento amor", aseguró su compañero.
También anhelaba el asistir a la graduación de kínder de su hija, prevista para el próximo 12 de diciembre en el kínder de la República Popular de China, en el centro de Alajuelita.
La mujer había cursado la primaria en la escuela Paraguay de Hatillo y el primer año de secundaria en el Liceo de San Miguel de Higuito, Desamparados.
Debido a que hace cuatro años la pareja había tenido problemas para cubrir los gastos del sepelio de la abuela de Elizabeth, meses después optaron por adquirir un paquete funerario e irlo pagando en cuotas, sin imaginar que sería usado tan pronto.
Pide más policías
El padre de los menores fue enfático al asegurar que la Fuerza Pública del cantón es muy mala, ya que los patrullajes que realiza son "mediocres y poco efectivos".
Recordó que hace 8 meses un individuo había intentado asaltar a su esposa, quien recibió dos cachazos en la cabeza; sin embargo, el sujeto no logró su objetivo, ya que ella se defendió y forcejeó, hasta que logró pedir ayuda.
"No sabemos si se trata del mismo asaltante que en aquella ocasión la sorprendió. Aunque era alegre, servicial y buena gente, se caracterizaba por tener un carácter fuerte. Existe un video donde se observa que pasa un vehículo cerca de ella, el cual no se detuvo a ayudarla. Lo mínimo era que pitara o se devolviera", se lamentó Rodríguez.
La Policía Judicial decomisó el celular de la víctima como parte de las pesquisas, mientras que les devolvió a los familiares varios artículos como un par de aretes, el dinero y su cédula de identidad.
Ante consulta de este medio, el OIJ indicó que las pesquisas por este homicidio apenas están iniciando. Manejan el crimen como un asalto, por lo que solicitan que en caso de que haya algún testigo se comunique a la línea confidencial 800-8000-OIJ (800-8000- 645).