El volcán Turrialba hizo, a la 1:18 a. m. de este jueves, una súbita erupción de ceniza que el viento arrastró por más de 50 kilómetros, de manera que esta alcanzó a unos 11 cantones en el Valle Central.
La emanación, que llegó a una altura de tres kilómetros y duró ocho minutos, sorprendió a los vulcanólogos debido a que antes del evento no se registró actividad sísmica dentro del coloso, como sí sucedió con otras erupciones este mes.
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El volcán, que alcanza los 3.340 m de altura, se encontraba en una relativa calma, pues desde el domingo 8 de mayo no lanzaba ceniza. Se había limitado a emanar vapor de agua y gas.
Incluso, esa situación había motivado este miércoles a que la Comisión Nacional de Emergencia (CNE) redujera la restricción de ingreso, de un radio de cinco a dos kilómetros.
En la erupción de este jueves también salieron piedras, con un diámetro de más de un metro, las cuales llegaron a 400 metros de distancia. Este material se acumuló en el cráter central, informaron la Red Sismológica Nacional (RSN) y el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).
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El vulcanólogo Guillermo Alvarado, de la RSN, dijo que existe la probabilidad de que este evento marque el final del actual ciclo eruptivo.
Efectos. El cantón de Vázquez de Coronado fue en el que más cantidad de residuos cayó, pues en lugares como Cascajal y Montserrat se observó más ceniza, sobre todo en fincas lecheras. A la vez, calles, automóviles y techos de edificios se veían cubiertos por las pequeñas partículas grises.
La ceniza afectó las operaciones del aeropuerto Tobías Bolaños, en Pavas, que abrió a las 11 a. m., una vez que se había limpiado la pista. En el Juan Santamaría, en Alajuela, tres camiones limpiadores recogieron de la pista el fino polvo poco después de las 9 a. m. El trabajo se hizo en un momento en que no había vuelos programados, así que no se vieron perjudicados los servicios.