El ordenamiento territorial es urgente ante eventos extremos y para Iván Brenes, presidente de la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) los municipios están en deuda.
Actualmente, según datos del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), solo los cantones de San José, Cartago, El Guarco, Oreamuno y Paraíso tienen plan regulador completo.
Hay 23 cantones sin plan y el resto (53) los tienen incompletos, ya sea sin el aval de la Secretaría Técnica Nacional Ambiental (Setena) o del Servicio Nacional de Riego y Avenamiento (Senara).
Upala, Guatuso, Los Chiles y La Cruz, cuatro de los cantones más afectados por Otto, no tienen plan regulador.
Apuesta tecnológica. La tecnología, aunada a la cultura de prevención, constituyen, según entidades de prevención, dos armas vitales para afrontar mejor los ciclones tropicales que año tras año afectan nuestro país.
La experiencia luego del huracán Otto, que nos impactó el 24 de noviembre del 2016 con categoría tres y vientos de más de 180 kilómetros por hora, permitió acumular conocimientos para el eventual golpe de un fenómeno similar.
El huracán Otto dejó ver la necesidad de colocar radares, así como nuevas estaciones meteorológicas en zonas fronterizas, donde el acceso es más difícil por falta de Internet.
El director del Instituto Meteorológico Nacional (IMN), Juan Carlos Fallas, recordó que las condiciones para que se forme un ciclón se pueden repetir.
Ante cada temporada de huracanes nuestro país tenía un 6% de probabilidades de un impacto, pero esa proyección aumentó con la irrupción de Otto.
Explicó que el efecto indirecto también puede resultar muy destructivo, como ocurrió con los huracanes César, Mitch y Johan, que pueden suceder en cualquier mes de la temporada.
Para el presidente de la CNE, Iván Brenes, es vital fortalecer las instituciones científicas cuyos aportes para prevenir emergencias y tomar decisiones son fundamentales.
Citó el IMN, la Red Sismológico Nacional (RSN), el Sistema Nacional de Monitoreo de Sunamis y el Observatorio Vulcanológico y Sismológico de Costa Rica (Ovsicori).
Otro punto neurálgico es la organización comunal.
Recordó que cuando el huracán Otto nos impactó ya se había trabajado con cerca de 400 comunidades y eso ayudó en la coordinación para evacuar familias, llevarlas a albergues y devolverlas luego a sus casas.
Nuevo radar. De acuerdo con Werner Stolz, jefe de pronósticos del IMN, este año esperan adquirir un radar para emitir pronósticos de urgencia.
Ese dispositivo ayudará a localizar los puntos hacia los cuales se mueven las lluvias fuertes y así alertar con una o dos horas de tiempo, vía Internet, a vecinos de zonas vulnerables del Valle Central, donde vive el 60% de los pobladores.
Actualmente, por medio de redes sociales, las predicciones del IMN sobre el tiempo, viento y caída de rayos llegan ágilmente a celulares y computadoras.
Uno de los retos del IMN es que esos pronósticos también lleguen a personas sin acceso a Internet en zonas rurales.
Binomio que salva. Los ojos atentos de los meteorólogos, contar con buenos equipos y la oportuna comunicación que llegue a bases organizadas, son la simbiosis perfecta para evitar tragedias en tiempo de huracanes.
Desde el 1.° de junio se inició esa temporada en el Caribe y termina el 30 de noviembre.
En esos seis meses nuestro territorio está más expuesto al impacto directo o indirecto de una depresión tropical, una tormenta tropical o un huracán. A estos tres tipos de disturbios se les llama ciclones.
Los pronósticos del Centro Nacional de Huracanes prevén 12 ciclones en toda esa cuenca y de ellos tres podrían llegar a ser huracán. Hasta el 30 de junio se habían formado las tormentas Arlene, Bret y Cindy.
En ese mismo periodo pasaron 17 ondas tropicales, el doble de lo normal.
La tendencia que había a inicios de este año, de que el Fenómeno de El Niño afectara nuestro territorio, se desvanece ahora a una fase neutra, lo que incide en menos propensión a ciclones, sin embargo, los entes de vigilancia siguen muy atentos.
Iván Brenes, Presidente de la CNE: ‘Ordenamiento es indispensable’
– Muchos municipios siguen sin ordenamiento territorial. ¿Qué les diría?
– Que las zonas más afectadas por el huracán Otto carecían de planes reguladores y eso no se puede descuidar. Es indispensable.
– ¿A qué atribuye que solo cinco municipalidades tienen plan territorial vigente?
– Es un tema de decisión política de cada cantón. La CNE les da asesoramiento para que puedan realizar y actualizar esos procesos.
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– ¿Por qué se necesitan?
– Sin un plan de ordenamiento territorial, la exposición a los riesgos no va a mejorar. Hay algunos municipios que tienen oficinas de gestión de riesgo, pero son pocas y están en la Gran Área Metropolitana, siendo que las zonas de mayor vulnerabilidad se encuentran fuera.
– ¿Qué otro aspecto ayudó en la emergencia?
– Las alianzas. Para el huracán Otto hubo una gran solidaridad del pueblo costarricense, no solo con el Estado, sino que hubo participación de iglesias, organizaciones no gubernamentales, sociedad civil y empresa privada, todo eso es indispensable
– ¿Cómo ayuda la CNE a los órganos científicos?
– Se destina cada año un aporte del Fondo Nacional de Emergencias al Meteorológico, al Ovsicori y a la Red Sismológica Nacional. Sabemos que no es suficiente, por lo que creo que se deben destinar más recursos de los presupuestos que se aprueban en la Asamblea Legislativa para fortalecerlos.
– ¿Está satisfecho con la respuesta ante daños por Otto?
– Sí. Se ha trabajado de modo muy comprometido en cada fase. Aunque lamentamos las 10 muertes, lo que se hizo previo al huracán salvó cientos de vidas. La evacuación masiva mitigó el efecto que Otto pudo haber tenido. Luego la atención inmediata y la etapa de rehabilitación de caminos y puentes, así como la canalización y draga de ríos.