El operario de maquinaria pesada Minor Pérez Castro, que sobrevivió al alud de piedras que lo sepultó dentro de una retroexcavadora durante 20 horas, perdió las dos piernas y sigue delicado en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital México.
Así lo confirmaron allegados al tractorista de 49 años y padre de tres hijos, cuyo rescate ocurrió este sábado en el tajo El Cerro en La Garita de Alajuela.
Tres médicos emergenciólogos del Cuerpo de Bomberos atendieron y acompañaron al paciente durante el trayecto desde La Garita hasta el Hospital México en La Uruca.
Pérez, vecino de Carrillos de Poás, Alajuela, fue atendido apenas llegó al centro médico por personal que le practicó radiografías y una tomografía axial computarizada, pruebas que revelaron problemas serios de la circulación, renales, musculares y metabólicos, según explicó ayer avanzada la tarde el médico Ricardo González Campos.
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Por lo anterior, durante la noche hubo que someterlo a una cirugía para la amputación de las dos piernas.
De momento, con excepción de la compañera sentimental del operario, Ana Gabriela Arroyo Vega, los demás familiares no tienen acceso a la visita porque son restringidas en la UCI.
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Ayer, los familiares estuvieron durante la tarde y noche en el centro médico en comunicación constante con los médicos que les explicaban paso a paso lo ocurrido con le paciente y cómo tantas horas atrapado en una posición fetal en una cabina que, pese a soportar el peso que tenía encima, impedía al conductor moverse para ningún lado.
"Tuvieron que amputarle las piernas, porque duró muchas horas así", dijeron familiares.
El sábado mientras esperaban los resultados médicos la familia lo describió como un hombre luchador y esperan que pueda recuperarse.
El paciente, padre de tres hijos menores de edad, estuvo sedado y su evolución tiene un monitoreo constante.
Síndrome de aplastamiento
El director del Hospital México, Douglas Montero, dijo que por estar en su fin de semana libre no ha estado al tanto del caso del tractorista, pero explicó en qué consiste el padecimiento que afrontó.
El síndrome de aplastamiento ocurre cuando los órganos internos han sido comprimidos, entonces están lesionados y, usualmente, con hinchazón.
Cuando sucede en las piernas, como en el caso del operario Minor Pérez, al estar tantas horas sin circulación estas se mueren y la única salida es cortarlas para que el paciente pueda sobrevivir.
"Si no llega sangre a los pies, las células de los músculos, las arterias, los dedos y demás, se empiezan a morir y se ponen negras, pero la sangre sigue circulando hasta un punto donde ella se devuelve para que el resto del cuerpo se mantenga funcionando", explicó Montero.
Añadió que si eso no se corrige, hay alto riesgo de que entre una infección a las partes muertas y se extienda al resto del cuerpo.
Con la muerte celular, se liberan muchas sustancias que obstruyen los riñones u otros órganos y los dañan, entonces eso obliga a mejorar la circulación dentro del riñón para que bote esas sustancias, porque si se daña el riñón la situación se torna muy crítica.
Lo que procede después es tratar de mejorar la función renal, luego que el paciente pueda respirar por sí mismo, mejorar toda la circulación y después ir quitando los aparatos para que vuelva al estado de conciencia. Por último esperar a que se cicatricen las heridas en los muñones de las piernas.
Según el galeno, mientras un paciente está prensado, curiosamente, no hay tóxicos que vayan para el riñón, pero en el momento en que lo descomprimen empiezan a moverse esas sustancias por todo el cuerpo y por eso hay que tener mucho cuidado con la descompresión.
"Cuando se quita lo pesado, las sustancias tóxicas se meten en otros órganos y los pueden dañar", puntualizó.