Con el fin de preparar al país ante la eventualidad de una catástrofe, el presidente de la República, Luis Guillermo Solís, la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) y personeros de la ONU participaron ayer en un simulacro de terremoto de 6,5 grados.
En la actividad, que se llevó a cabo en el centro de eventos Pedregal, en Belén, Heredia, se representó una situación de caos con más de 1.300 personas muertas.
Diferentes entidades públicas explicaron qué medidas tomarían para atender a afectados y detallaron la infraestructura disponible.
“Los desastres ocurren, desafortunadamente; todo país es vulnerable y hay que estar preparados”, expresó Solís.
El mandatario dijo que, posteriormente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) dará un informe de evaluación sobre los protocolos aplicados, con el cual se podrá determinar qué áreas fortalecer para mejorar la coordinación.
Inversión. El costo total de la actividad fue de aproximadamente ¢70 millones, según afirmó el presidente de la CNE, Iván Brenes.
“Por primera vez en el país, un presidente tiene a disposición el conocimiento sobre cómo funciona todo el aparato institucional e internacional de emergencias antes de que suceda un evento”, manifestó el jerarca de la CNE. También se abordó cómo coordinar con el sistema de ayuda internacional.