Tejar de El Guarco, Cartago
Los primeros fragmentos de las casas cayeron con las lluvias del sábado, este jueves, los aguaceros continuaron el daño. La mayoría de las viviendas aún sigue en pie, aunque a duras penas y con cuartos que ahora en vez de tener paredes dan directamente al vacío.
La emergencia en el barrio San Francisco, en Tejar del Guarco, Cartago, se sobrelleva en un salón comunal en el que están albergadas una 33 familias, que en conjunto suman cerca de 90 personas. Ahí reciben ropa, alimentos y atención de las entidades de primera respuesta, pero la incertidumbre de cuánto irán a resistir sus casas hace que la espera sea difícil.
La situación más crítica la enfrentan las 15 familias que viven a la orilla del río Reventado, el cual, según cuentan, en los últimos días ha llegado a subir su nivel hasta seis metros.
"Yo estaba durmiendo y mi hijo llegó a tocarme la puerta, me dijo que el río estaba demasiado crecido. Ya cuando vine el agua estaba tocando aquí las mallas, y fue cuando sacamos los chunches para irnos a las piezas de arriba. Ya en eso nos fuimos porque el río estaba sacudiendo demasiado fuerte", contó Martín Hernández, quien vive en una casa a la que el cauce le arrancó la mitad de un cuarto.
Él, su esposa, sus dos hijos y el par de jóvenes que alquilaban ese cuarto lograron sacar algunos electrodomésticos y la ropa, pero se quedan en el albergue porque el terreno en el que está su casa sigue muy inestable. Lo que hace Hernández es ir a revisar el lugar varias veces al día, para asegurarse de que no se roben las pertenencias de su familia.
A Maribel Reyes ni siquiera le quedó alguna parte de la casa que se pueda rescatar, pues después de la crecida del sábado quedaron al menos algunas bases, pero la noche del miércoles se derrumbó por completo.
"Ya mañana (viernes) van ocho días de que de la casita quedaba solo el piso, y ayer se lo llevó totalmente, en la madrugada nos dimos cuenta que ya se había llevado todo y la mitad de otra casa. Yo ya estaba fuera porque la casa ya no servía para vivir", contó Reyes, una joven de 23 años que está embarazada.
Ella se había trasladado a ese sitio hacía apenas un mes, junto con su pareja y otras dos personas.
"Estamos albergados, esperando a ver qué pasa", dijo con resignación.