Ana está sentada en el comedor de la Universidad de Costa Rica en Limón. Mira a su alrededor por esa costumbre de estar siempre alerta, pues el lugar donde vive es poco seguro. En su barrio asaltan buses después de las 10 p. m.
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Esta estudiante de la carrera de Dirección de Empresas, cuyo nombre fue variado para proteger su identidad, comentó que si no estuviera asistiendo a una universidad pública, no habría podido seguir con sus estudios debido a los problemas económicos que hay en su casa.
"Es normal ver en el barrio donde yo vivo a hombres que se dedican al negocio del narco, es normal también ver gente que vende marihuana en Cieneguita. Si usted ve a alguien que tiene moto, cadenas de oro, pulseras y carros, rápidamente se puede relacionar como un vendedor de droga".
En su análisis, un joven de una barriada pobre no puede tener acceso a bienes suntuosos, salvo que esté vinculado a un grupo narco.
En voz baja dijo que en la entrada de su casa vive un joven de 20 años que proviene de una familia humilde, y pese a esa condición, el muchacho ya tiene carro.
Sin embargo, de inmediato evadió hacer afirmaciones tajantes: “Tal vez por mi casa debe de haber algún grupo vendiendo droga, pero no estoy segura, yo casi no salgo de mi casa”, declaró la muchacha de 18 años.
– ¿Usted qué piensa cuando escucha que Cieneguita es una zona insegura?
“Diay uno se agüeva, porque a uno lo van etiquetar de delincuente también. Los medios de comunicación ya etiquetaron a todo Cieneguita como el barrio más peligroso de la nación, siempre se enfocan en lo malo y no sacan nada positivo de nuestro Limón. Aquí existen jóvenes que luchan y estudian como yo, pero eso no lo ven.
– ¿Se da muchos los asaltos en su barrio?
A la gente del barrio no los asaltan porque todos son conocidos. De 13 años en adelante ya los chicos comienzan a dedicarse a eso. Y se da más en los hombres que en mujeres.
Ana anhela algún día poder vivir con su mamá y sus hermanos en otro barrio, en un lugar pacífico donde puedan sentirse completamente seguros y tranquilos.
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“Ellos mismos me dicen, ‘mae no se meta en esto, siga estudiando, lo felicito’”
Al igual que Ana, Lorenzo Harvey también relata sus vivencias en un barrio conflictivo.
Harvey tiene 22 años y creció en Limoncito, donde conoce a otros jóvenes que venden droga. “Prácticamente son peones, que le llaman los narcos, porque los fuertes no están en el barrio” agregó.
Según relata, esas mismas personas se le han acercado para felicitarlo por seguir con sus estudios. “Ellos mismos me dicen, ‘vea mae no se meta en esto, siga estudiando, lo felicito’”.
Este estudiante de Contaduría Pública considera que el problema del narcotráfico se debe a la falta de oportunidades de empleo y educación en la zona. “Las escuelas y colegios están muy mal de infraestructura y esto es un tema que le compete al Estado, pero simplemente no miran a Limón”, se lamentó.
Sus historias hablan de una población joven que logró mantenerse en el sistema educativo más allá del colegio.
Según Andrés Fernández, del departamento de análisis estadísticos de Ministerio de Educación Pública (MEP), en la provincia de Limón el porcentaje de exclusión en educación secundaria pasó de 16,7% en el 2006 a 12,3% en el 2016. Precisamente, el año pasado, 4.370 muchachos dejaron las aulas. La cifra sigue siendo muy alta si se compara con el porcentaje nacional, que el año pasado fue de 4,2%.
Parte de esa población que no desertó se mantuvo gracias a becas estatales, como la del programa Avancemos. En esta administración, se eliminó el tope de edad de 25 años para acceder al beneficio y esto aumenta la población objetivo.
De acuerdo con datos del Instituto Mixto de Ayuda Social (IMAS), en lo que va del 2017 se destinaron ¢2.311 millones en becas de Avancemos para 11.232 familias.
Además, Puente al Desarrollo es otra iniciativa gubernamental que pretende que la población pobre de Limón reciba asistencia económica para educación, capacitación y desarrollo de iniciativas productivas.
*Este reportaje se realizó como parte del Programa Punto y Aparte del Instituto de Prensa y Libertad de Expresión IPLEX. Se trata de un espacio que convoca a periodistas, jóvenes y experimentados, en la producción de trabajos de alta calidad, enfocados en la búsqueda de las causas de realidades de riesgo social, pero también en la propuesta de soluciones.