Israel Lázaro Abel, un extranjero que fue deportado de Costa Rica en 1991 y que cumplió en Estados Unidos una pena de 20 años de prisión por traficar tres toneladas de cocaína, regresó a vivir aquí.
Este cubano nacionalizado estadounidense tiene 70 años de edad. Él reside en la misma finca en la que vivió tiempo atrás, en Paraíso de Cartago.
La estadía de Abel en Costa Rica es constante desde el 30 de noviembre del 2011, pese a que registra varias salidas de solo un día por Paso Canoas (frontera con Panamá), según los datos de la Dirección de Migración.
Una de sus entradas, reportada el 6 de setiembre del 2012, fue por el Aeropuerto Juan Santamaría, procedente de Cuba.
El último ingreso del foráneo se registró el 18 de agosto de este año por la frontera sur. En esa ocasión, la partida se dio el día anterior.
Perseguido. Lázaro Abel fue capturado el 13 de junio de 1991 por la Agencia de Lucha Antidrogas (DEA por sus siglas en inglés) de Estados Unidos. Su detención ocurrió poco más de tres años después de que llegara a Costa Rica, en 1989, con su esposa y un hijo.
Incluso, en ese momento, Abel llegó a obtener la residencia por ser empresario, pero luego le fue cancelada por Migración.
En 1993, se le condenó en Florida, EE. UU., por introducir cocaína procedente de Colombia entre los años 1985 y 1987.
De acuerdo con el registro de la Corte Federal para el Distrito Sur de Florida, de Estados Unidos, “el acusado era el líder y organizador de un delito grave que entraña la importación exitosa y distribución de toneladas de cocaína”.
A Abel se le condenó a 20 años de encarcelamiento y a tres años de libertad supervisada. La defensa del estadounidense apeló el fallo, pero, las autoridades judiciales de ese país avalaron la sentencia.
Lázaro Abel cumplió su sentencia completa en el 2011, el mismo año en que regresó al país.
Este martes, un equipo de La Nación visitó en dos ocasiones la quinta en la que permanece el extranjero; no obstante, dos personas que trabajan en el lugar informaron de que él no se encontraba y que regresaría tarde.
De análisis. Mario Zamora, ministro de Seguridad y Gobernación, consideró que el ingreso del extranjero “evidencia un divorcio entre lo que aparece registrado en los controles migratorios y las sentencias judiciales”.
Similar criterio expresó la directora de Migración, Kathya Rodríguez, quien destacó que los sistemas no tienen alertas sobre el foráneo. Ella indicó que el caso se puede estudiar para ver si es conveniente que se le permita permanecer en el país.
El diputado Luis Fishman, quien era ministro de Seguridad cuando fue deportado Abel, manifestó que todas las personas merecen segundas oportunidades.
“Debe haber coordinación entre las autoridades policiales y migratorias para que haya certeza de que el ingreso de estas personas no implica riesgo”, dijo.