Para muchas mujeres, salir de la casa implica enfrentarse con susurros, gritos, miradas obscenas y hasta tocamientos que nunca pidieron.
El acoso sexual callejero genera, anualmente, unas 7.000 denuncias en los tribunales.
De acuerdo con el Segundo Estado de los Derechos Humanos de las Mujeres , elaborado por el Instituto Nacional de la Mujer (Inamu) y presentado este año, ocho de cada 10 mujeres han tenido que escuchar “piropos”. Además, seis de cada 10 han oído comentarios sobre su cuerpo o manera de vestir.
Pese a esos datos, no son muchas las ofendidas que se atreven a denunciar. En el 2011, había 2 millones de mujeres en el país, y en ese año hubo 7.321 denuncias de acoso callejero.
Los datos fueron suministrados por la Sección de Estadística del Poder Judicial. Según dichos registros, en los dos años siguientes se presentó igual cantidad de quejas.
Las denuncias se dan con base en el artículo 385 del Código Penal, que contempla como faltas el exhibicionismo, los tocamientos, las palabras y actos obscenos y las proposiciones irrespetuosas. Estas denuncias se tramitan en los juzgados contravencionales.
Quienes cometen dichas faltas, se exponen a sanciones de entre cinco y 30 días multa.
El monto puede ser de hasta el 50% del salario diario del agresor. Por ejemplo, si una persona gana ¢16.000 colones diarios, podría tener que pagar hasta ¢8.000 por cada día multa establecido.
Entre los años 2011 y 2013, las palabras obscenas fueron la ofensa más registrada, con el 63% de las denuncias.
Aunque no existe un análisis sobre el sexo de los denunciantes, Mario Solano, del Departamento de Estadística, aseguró que por lo menos el 70% son mujeres.Desconfianza. Jéssica Cambronero, jueza coordinadora del Tribunal Contravencional de San José, afirmó que las denuncias recibidas son muy pocas en comparación con la violencia presente en las calles, y atribuyó ese fenómeno a que las víctimas sienten miedo de sus agresores o no creen que el sistema pueda hacer algo por ellas.
La funcionaria explicó que todos los policías del país están en la obligación de atender a una víctima de acoso. Ellos deben llenar un reporte con el nombre del agresor y los datos de contacto de la víctima, para que se le notifique la fecha del juicio .
Los procesos son sumamente cortos y hasta hay flexibilidad de horarios. Lo más importante es que la víctima respalde el proceso y no lo abandone, para así llegar hasta el final, manifestó.
La jueza añadió que el dinero que ingresa por el pago de las multas se destina a diferentes áreas del sistema carcelario del Ministerio de Justicia.
Además, si el condenado no tiene los recursos económicos para pagar, el juez puede decidir imponerle trabajo comunitario. Si el castigo no se cumple, el agresor es enviado a la cárcel.
Cambio. A raíz de la violencia en las calles, han surgido agrupaciones como Acción Respeto, un colectivo de estudiantes universitarios de todo el país, de centros de estudio públicos y privados.
Fernando Martínez, uno de los coordinadores, comentó que buscan visibilizar el acoso callejero y que las personas se pongan en los zapatos de las víctimas.
“La lucha feminista no es algo que les compete solo a las mujeres; no podemos dejar que luchen solas. Tanto hombres como mujeres sufrimos por el acoso callejero. El machismo nos dice a los hombres que no podemos denunciar, pero sí podemos”, destacó.