Un asistente administrativo del Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ofreció el aguinaldo y otras sumas de dinero a dos compañeras, a cambio de que tuvieran relaciones sexuales con él.
Las funcionarias rechazaron al sujeto e interpusieron denuncias ante sus jefaturas, por lo que el 17 de enero, el Tribunal de la Inspección Judicial calificó la falta de gravísima y ordenó el despido.
La sanción fue ratificada por el Consejo Superior del Poder Judicial, el pasado 24 de setiembre.
El empleado despedido laboraba en la Oficina de Recepción de Denuncias de San José.
Aunque se intentó conocer la identidad del hombre, la oficina de prensa del Poder Judicial alegó que la Ley contra el Hostigamiento o Acoso Sexual en el Empleo y la Docencia establece confidencialidad para esos datos.
En las actas del Consejo Superior, el asistente es identificado como R. A. M. G.
Acoso. De acuerdo con los hechos denunciados, el caso más reciente de acoso sexual contra una de las empleadas judiciales se dio entre marzo y noviembre del 2012.
La mujer era víctima de frases como: “Cuando entró a trabajar no estaba tan rica, pero ahora sí”. También de propuestas para ir a un motel, ante lo cual, ella se negó en varias ocasiones.
El domingo 11 de noviembre del 2012, cuando se encontraban trabajando en el primero piso del OIJ, el asistente le dijo a su compañera: “ “Me vinieron ¢700.000 de aguinaldo, si quiere yo le doy algo y nos perdemos un rato”, según se detalla en un acta del Consejo.
La afectada rechazaba al compañero y le hacía ver que ella también recibía salario.
Según la investigación, en una de las ocasiones, R. A. M. G. le dijo a la mujer: “Yo consigo lo que quiero, pero con usted ya vi que no se puede. Le doy ¢100.000 para que se acueste conmigo”.
Ante eso, ella le contestó que no era prostituta, pero él insistió en el acoso.
El asistente administrativo también le tocaba los hombros, pese a que la funcionaria le pedía que no lo hiciera.
Reiterado. La resolución del Consejo Superior también tomó en cuenta que la conducta del oficinista era reiterada, pues existía otra denuncia de hechos ocurridos entre el 2008 y el 2011 contra otra compañera.
A esta empleada, el asistente le daba besos en la espalda y le ofrecía dinero a cambio de relaciones sexuales, ante lo cual ella respondía que “ni por toda la plata”.
Al conocer los casos, el Consejo Superior dio credibilidad a los testimonios de las víctimas y a los de testigos.
“(...) Hay indicios claros y concordantes con los hechos denunciados, para tener por cierto el acoso sexual que sufrieron las servidoras, quienes se sintieron agraviadas, humilladas y ofendidas”, dijo el Consejo.
El órgano agregó que la situación: “Les afectó su estado general de bienestar personal, además de la armonía que debía imperar en el lugar de trabajo, ya que generó un ambiente ofensivo y hostil”, según la resolución.