De memoria, Óscar González Camacho recitaba poemas a Priscila Quirós Muñoz, de 27 años. Él era un cuarentón que le daba clases de Derecho. Por allá del 2001, la relación entre ellos era romántica, dulce y ella lo describía como “encantador, efusivo, alegre”.
Él le decía a ella que estaba en proceso de separación de su esposa, y hasta la iba a dejar a la casa, en Heredia, después de clases.
En ese momento, ambos comenzaron a tener encuentros sexuales. Así se desprende del testimonio que la ahora jueza de lo contencioso-administrativo, de 40 años, rindió el 26 de febrero del 2013 ante los magistrados Doris Arias y Jesús Ramírez, y de las declaraciones que González y Quirós dieron por separado ante tres diputados el 18 de julio del 2014.
González era juez contencioso, en el 2002, pero sus aspiraciones a la magistratura provocaron que la pareja se distanciara. A finales de aquel año, según contó Quirós a los magistrados, ambos visitaron un motel y tuvieron un encuentro sexual consentido.
Sin embargo, posteriormente la entonces estudiante de Derecho declinó aceptar más relaciones sexuales por no estar de acuerdo con algunas prácticas del juez. Este desacuerdo lo vino a denunciar diez años después, en el 2012.
En diciembre del 2002, González fue nombrado como magistrado de la Sala Primera, y Quirós era auxiliar en el Juzgado Contencioso. Una complicación en su salud , causada, al parecer, por aquella relación sexual con el juez , la obligó a incapacitarse y ese mes renunció.
Según dijo, González la llamó para decirle que la podía ayudar con un puesto en el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), y que ella aceptó.
Para el 2004 y 2005, Quirós matriculó una maestría en Derecho Municipal y Óscar González fue su profesor. Para toda la clase, era público que ambos salían, pero ella dejó los estudios. Su familia siempre se había opuesto a que saliera con un hombre casado.
Quirós sostiene que para esa época empezaron las relaciones sexuales más violentas, lo que la deprimió y la mantuvo en una crisis. Entonces renunció al IFAM y estuvo ocho meses desempleada.
Compañeros. A inicios del 2006, el magistrado llamó a la hermana de Quirós para decirle que había una opción de trabajo como secretaria de otra magistrada. Priscila aprovechó y se fue a trabajar a la Sala Primera, donde hasta fue letrada.
A los dos años de estar en ese tribunal, Quirós pretendió trabajar en una plaza que González tenía en su oficina y él lo autorizó. Desde entonces, comenzó un contacto más cercano entre ambos. Ella aseguró que él tenía interés en retomar la relación y ella estuvo de acuerdo.
Quirós reconoció que en la oficina hubo actividades sexuales con el magistrado durante el año 2008.
González asegura en sus declaraciones que, en ese año, cuando Priscila se fue a vivir sola, ella le reclamó que fuesen pareja definitiva, pero él respondió que en ese momento no estaba “listo”.
Luego de buscar ayuda psicológica, Priscila habló con el magistrado para terminar la relación, pero él insistía en que no, por lo que, en el 2010, se fue a trabajar a la CCSS.
Estando allí, hizo los exámenes para ser jueza y en el 2011 la nombraron. González la llamó para preguntarle por qué no le había agradecido por el puesto.
Según Quirós, en marzo del 2012, ella decidió terminar la relación con el magistrado.
La denuncia. A los meses, el magistrado asumió la presidencia de la comisión de la jurisdicción contenciosa y, durante una visita que él hizo a la oficina de ese tribunal en Calle Blancos, en setiembre del 2012, buscó a la jueza para contarle del nombramiento.
“Yo le dije: ‘Qué bien’”, relató Quirós, quien sostuvo que en ese encuentro, el magistrado le mencionó: “Entonces, ya no tengo prohibición para llamarte”.
Ese mes, hubo una llamada de 43 minutos, según la jueza, en la que ella le expuso las razones para no continuar la relación, más allá de ser amigos y compañeros de trabajo, pero como González siguió insistiendo, lo denunció por acoso.
González reiteró ante los diputados que con la jueza tuvo una relación libre, consentida y en la que hubo obsequios y viajes, pero nunca agresión ni maltratos.
“Si yo hubiese cometido la quinta parte de los hechos que me atribuyen, por amor al Poder Judicial, por dignidad y respeto, ya hubiera renunciado ”, aseveró.