Es mujer, pero sus órganos genitales masculinos no empatan con su identidad de género. Por eso, a sus 31 años, pidió una cirugía de reasignación sexual a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Sin embargo, la respuesta del equipo médico del Hospital San Juan de Dios de que el país no cuenta con especialistas que realicen el procedimiento, llevó a que esta mujer trans, cuyo nombre se mantendrá en reserva, interpusiera, el 28 de abril, un recurso de amparo ante la Sala Constitucional. Ella pedía que la CCSS costeara su tratamiento en Tailandia, por considerar vulnerados sus derechos fundamentales. Pero el 12 de junio perdió la batalla legal.
Los magistrados declararon sin lugar el recurso, al concluir que en ningún momento se le negó atención médica y, que no existe un dictamen médico sobre la necesidad urgente del cambio de sexo que justificara científicamente su petición.
La Nación contactó vía telefónica a la recurrente para que se refiriera al caso, pero declinó dar declaraciones. Igualmente, se intentó obtener una posición de la presidenta de la Caja, María del Rocío Sáenz, pero al cierre de esta edición, no contestó el mensaje dejado en su oficina de prensa.
El voto N.° 8750-2015 fue redactado por los magistrados Gilbert Armijo, Fernando Cruz, Fernando Castillo, Ernesto Jinesta (salvó el voto) y los suplentes Carlos Manuel Estrada, Alicia Salas Torres y Rosa María Abdelnour.
Posiciones. Alonso Jiménez, promotor del Centro de Investigación y Promoción para América Central de Derechos Humanos (Cipac), explicó que los transexuales son aquellas personas que afrontan problemas con su genitalidad, por afirmarse y sentirse pertenecientes al sexo contrario, por lo cual necesitan la cirugía.
“No se trata de que la persona se sienta del sexo opuesto, sino que es del sexo opuesto. Afirma, se siente y se visualiza como de determinado sexo en el cuerpo equivocado. Necesita la operación, porque esa visualización de un cuerpo que no es mío es un martirio y vive con un calvario de que su cuerpo es el equivocado. Por eso requiere que se le valide esta reasignación. Es su necesidad y derecho”, sostiene.
Por su parte, Dayana Hernández, líder de la fundación Transvida, aseguró que las personas trans tienen una identidad de género que rompe paradigmas y estereotipos y no coinciden con lo que socialmente se ha definido como el ser hombre o mujer, lo que no necesariamente implica un aspecto biológico.
En el momento en que hay una cirugía de reasignación sexual, se convierten en transexuales. No obstante, dijo no estar de acuerdo con el procedimiento.
“No hay cuerpos equivocados, sino que la sociedad es la equivocada. La mayoría quiere operarse por pura presión social, pero, antes de todo este rollo, hemos sido mujeres y no necesitamos de pecho ni vagina para resolver la vida. Antes de pedir una cirugía, se debería pasar por un proceso de sensibilización, conocimiento y autocuidado para evitar que se caiga en cuadros depresivos.
”Este es un tema profundo, serio, personal. Cada una pasa por un proceso. Antes de operarse, deberían tener un acompañamiento psicológico y psiquiátrico. ¿Cómo va a reaccionar un transexual el día que se dé cuenta de que fue operada?
”He conocido a muchas personas en el extranjero, que se cortan y se suicidan después de esto. La operación no lo resuelve todo; es un problema social, cultural, de aceptación, respeto e igualdad”, dijo Hernández.
Jiménez afirmó que en Tailandia se hizo la primera cirugía de reasignación genital. Dijo que ese país alberga a los mejores especialistas y apuntó Texas (EE. UU.) como otro de los destinos.
Gestiones. En el presente caso, desde agosto del 2014, la Clínica de Urología del Hospital San Juan de Dios remitió a la paciente a una valoración psiquiátrica, la cual concluyó que presenta el síndrome de disforia de género (trastorno de identidad sexual).
En octubre, presentó verbalmente la solicitud de cirugía de reasignación sexual para adecuar sus genitales masculinos a su identidad sexual, pero el centro médico le contestó que no había especialistas aquí y que primero debían crearse los protocolos.
Luego, acudió a la Gerencia Médica de la CCSS para pedir que le costearan la cirugía en el extranjero y se sometió al procedimiento establecido en el Reglamento para Otorgamiento de Ayudas para Tratamiento Médico en el Exterior.
Para ello, el San Juan creó una comisión interdisciplinaria que analizó el caso desde enero pasado, y esta concluyó, en mayo, que no podían tomar una decisión hasta tanto no se valorara adecuadamente a la paciente y se crearan los protocolos de manejo de disforia de género.
En el fallo, el magistrado Jinesta salvó el voto y ordenó el desarrollo de esos protocolos.
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