Disfrutar de la compañía de una atractiva joven costarricense, así como del consumo de exquisitas comidas y bebidas, fueron parte de los elementos que delataron la presencia en el país del poderoso narcotraficante hondureño Wilter Neptaly Blanco Ruiz.
El capo, quien es buscado por Estados Unidos, cayó en manos de la Policía el pasado 22 de noviembre, cuando por un desliz de su seguridad salió al parqueo de un hostal en Ciudad Cariari, en Belén.
El individuo vestía chancletas, pantaloneta y una camiseta muy sencilla. No ofreció resistencia ni tampoco sus dos guardaespaldas, ambos extranjeros, que estaban dentro del sitio de hospedaje.
Las autoridades, conocedoras de la peligrosidad del hombre, habían rodeado el lugar con efectivos de las unidades élite, pero no fue necesaria su intervención.
Fueron oficiales del grupo motorizado Lince, de la Fuerza Pública, que en una rápida maniobra sorprendieron a Blanco y lograron su detención.
El sujeto es señalado en Honduras como el líder del cartel del Atlántico. Se trata de un individuo con gran poder económico y quien durante años contó entre sus aliados a los jerarcas policiales.
Fue en el año 2015 que el Gobierno de Honduras inició una cacería contra este hombre y le confiscó 142 bienes, entre los que hay propiedades, vehículos, lanchas y sociedades. Eso es solo una parte del capital que, por $300 millones, se dice acumuló en los últimos 15 años.
Los diarios hondureños La Prensa y La Tribuna informaron de que la primera pesquisa contra Blanco Ruiz se realizó en marzo del 2004.
Al parecer, en el municipio de Juan Francisco Bulnes, en el departamento de Gracias a Dios, operaba una organización que traficaba drogas usando lanchas por el mar Caribe que salían de Panamá, pasaban a Costa Rica y seguían a Honduras.
También le atribuyen ordenar el asesinato del jefe de la lucha contra el narcotráfico, el general Julián Arístides González Irías. Ese homicidio fue perpetrado el 8 de diciembre del 2009.
En suelo tico. La alerta sobre la presencia del poderoso capo en suelo tico la recibió la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) a mediados de octubre del 2015, confirmó Jorge Torres, subjefe de ese cuerpo policial.
Con base en labor de inteligencia, agentes de la DIS, junto con la Policía de Control de Drogas (PCD), conocieron que efectivamente Blanco había ingresado ilegalmente en una lancha por un punto no especificado de la zona de Limón.
En la costa caribeña, miembros de una banda narco que opera en las barras de Tortuguero y Parismina, y cuyo líder fue aprehendido en marzo del 2016, lo recibieron y ocultaron.
Blanco fue detectado por la Policía por primera vez durante los últimos días de octubre. Lo ubicaron en una solitaria vivienda con amplios jardines en Pocora de Guácimo, Limón.
Empero, no lograron verlo, pues el prófugo salía muy poco. Dos guardaespaldas se encargaban de todo y en vehículos alquilados o facilitados por ticos, salían para comprar comidas y licores. Nadie lo visitaba.
Durante la vigilancia fue común, revelaron investigadores, observar a los guardaespaldas salir y dialogar con extraños que permanecían en sus vehículos, encuentros que se daban a unos dos kilómetros de la casa. En una ocasión, un agente pudo fotografiarlo cuando salió de la vivienda con la joven tica y oficiales de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) de Honduras confirmaron que se trataba del capo buscado.
Fue entonces que la Policía planeó la detención. Un día creyeron que había salido en un carro. Detuvieron el vehículo pero solo iban los guardaespaldas.
Tras ese incidente, en los tres días siguientes no volvió a verse movimiento en la casa de Pocora. Luego agentes de la DIS se enteraron que Blanco había escapado a pie por un sector montañoso. Salió a una calle donde lo esperaba un carro.
No obstante, a mediados de noviembre un agente de la DIS, en otro trabajo, se topó con la mujer que acompañaba a Blanco y la observó ingresar al hostal en Ciudad Cariari. Luego comprobaron que era el nuevo escondite del hondureño.
Tanto la DIS, la PCD, como la ATIC, informaron de que Blanco estaba de paso por Costa Rica, pues quería llegar a Colombia.
Finquero millonario ligado al narco, crímenes y sobornos de policías
Con una fortuna estimada en $300 millones, Wilter Neptalí Blanco Ruiz, es vinculado por la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC) de Honduras, con varios homicidios y el pago de sobornos a policías y políticos.
Este finquero, nacido el 28 de febrero de 1977 (39 años), es bachiller en Ciencias y Letras y está casado con Dunia Elizabeth Melgar Pagoada, quien tiene su misma edad.
Una investigación de la Fiscalía Especial Contra el Crimen Organizado de Honduras, divulgada por el diario La Tribuna , detalló que tiene hijos con otras dos mujeres, a las que califican de amantes.
El cartel del Atlántico, liderado por Blanco, opera desde el 2004 en La Mosquitia (selva tropical del Caribe hondureño con una extensión de 800.000 hectáreas), pero no fue hasta hace dos años que Blanco empezó a ser perseguido por la Policía de esa nación.
Impunidad. El periódico estadounidense New York Times, en un reportaje del 15 de abril del 2016, reveló que Blanco ordenó matar al único policía que se atrevió a seguir sus pasos.
En informes de la Inspectoría General de la Policía de Honduras, redactados en 2009 y 2010 y que permanecieron ocultos hasta que el Times los hizo públicos en abril pasado, se reveló que Blanco pago miles de dólares a directores policiales, quienes “organizaron, ejecutaron y encubrieron el asesinato, el 8 de diciembre del 2009, del general Julián Arístides González Irías.
Esa ordenanza surgió luego de que Blanco quiso tumbarle (robar) 143 kilos de cocaína a Emilio Fernández Rosa, conocido como Don H, en una casa en La Mosquitia.
La acción la ejecutaron policías con el aval de sus superiores. Empero, González se enteró, decomisó la cocaína y capturó a los implicados.
Su asesinato quedó en la impunidad, informó el Times .
Con celular. En nuestro país, los guardaespaldas de Blanco fueron vistos por agentes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS) conversando una vez con dos oficiales de la Fuerza Pública, en Guácimo, cerca de Pocora, lugar en el cual Blanco se refugió algunos días.
Sin embargo, esos contactos no se volvieron a dar, pues Blanco huyó tras ser detectado.
Luego de ser capturado, el pasado 22 de noviembre, y pasar ocho días en celdas del Organismo de Investigación Judicial (OIJ), el hondureño llegó al centro penitenciario con dos teléfonos celulares.
Eso sucedió el 1.° de diciembre, confirmó Pablo Bertozzi, director de la Policía Penitenciaria. El OIJ sigue sin dar a conocer cómo hizo Blanco para obtener los teléfonos.
Inteligencia policial, clave para localizar al prófugo
Un dato confidencial sobre el ingreso de un narcotraficante en una lancha desde Nicaragua encendió la alerta de agentes de la Dirección de Inteligencia y Seguridad (DIS).
Pocas horas después del aviso, los oficiales de inteligencia verificaron que se trataba de Wilter Blanco, razón por la cual se avisó a la Policía de Control de Drogas (PCD), así como a la Fiscalía General de la República.
Jorge Torres, subjefe de la DIS, dijo que por disposición de la Fiscalía, se les encomendó la labor de localización.
Informantes orientaron a los policías hacia una quinta en la localidad de Pocora de Guácimo, en Limón. Por ser una zona rural, sin casas cerca, los agentes se vieron obligados a usar técnicas novedosas de seguimiento y vigilancia.
“Él (Blanco) es una persona muy cautelosa. No permitía que nadie se acercara a la casa. Posiblemente sintió que lo estábamos vigilando y una noche se nos salió (...), pero por la habilidad del servicio de inteligencia lo volvimos a ubicar en Belén” , manifestó Torres.
Investigación. El jefe policial resaltó que esta investigación es uno de los 14 casos en los cuales participó la DIS y que permitieron la desarticulación de grupos ligados al narcotráfico.
“Se cuestionan nuestras funciones, pero siempre lo hacemos bajo dirección funcional de la Fiscalía. La labor de inteligencia es vital en esta lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico (...) y también tener muy buena relación con las otras policías del área para el intercambio de datos” concluyó el subjefe de la DIS.